(II) LA HISTORIA DE ARAGORN Y ARWEN

[305]

De la sucesión de textos de Aragorn y Arwen es evidente que el primero fue también la primera vez que la historia se puso por escrito. No era «un fragmento», como en el Apéndice A, y en realidad se concibió [306] como algo muy diferente. Se trata de un manuscrito tosco, muy corregido, que llamaré «A» y que tiene un fragmento mecanografiado (que no está separado, sino que retoma la parte manuscrita y vuelve a ella en las mismas páginas). A menos que esta peculiaridad signifique que corresponde a la última época de la composición de los Apéndices, no parece haber evidencias claras y seguras sobre la fecha relativa de su composición; sin embargo, su peculiar historia posterior puede indicar que existía desde algún tiempo antes de que mi padre abordara la narrativa de los Reinos en el Exilio descrita en la sección precedente.

El manuscrito, que está titulado De Aragorn y Arwen Undómiel, empieza así:

En los días posteriores de la última edad [> Antes de que los Días Antiguos llegaran a su fin],[228] antes de la Guerra del Anillo, había un hombre llamado Dirhael [> Dirhoel], y su esposa Evorwen [> Ivorwen], hija de Gilbarad, y vivían escondidos en las tierras salvajes de Eriador; pues pertenecían al antiguo pueblo de los Dúnedain, que antaño fueron reyes de los hombres, pero ahora pasaban por días oscuros. Dirhael [> Dirhoel] y su esposa tenían un elevado linaje, pues por sus venas corría la sangre de Isildur, si bien no pertenecían a la línea directa de los Herederos. Ambos tenían el don de ver el futuro en muchas cuestiones. Su hija era Gilrain, una hermosa doncella, osada y fuerte como todas las mujeres de aquel linaje. La pidió en matrimonio Arathorn, el hijo de Arador, que era el Capitán de los Dúnedain del Norte.

Arathorn era un hombre severo y maduro, porque los Herederos de Isildur, que eran hombres de larga vida (hasta ocho veces y más) que viajaban mucho y se enfrentaban con frecuencia a grandes peligros, no acostumbraban a casarse hasta haber trabajado mucho tiempo en el mundo. Pero Gilrain era joven y no había alcanzado aún la edad en que las mujeres de los Dúnedain acostumbraban a tomar esposo; y aún no deseaba ser esposa, y buscó el consejo de sus padres. Entonces Dirhael dijo; «Arathorn es un hombre poderoso, y será Señor de los Dúnedain antes de lo que los hombres esperan, pero también dejará de serlo pronto; pues preveo que tendrá una vida breve.» Pero Evorwen dijo: «Es muy posible, pero si estos dos se casan, su hijo será grande entre los grandes en esta edad del mundo y sacará a los Dúnedain de las sombras.» [307]

Por tanto Gilrain consintió y se casó con Arathorn; y sucedió que al cabo de un año Arador fue capturado por los trolls y murió en los Páramos Fríos, y Arathorn se convirtió en Señor de los Dúnedain; y al cabo de un año su esposa dio a luz un niño, y lo llamaron Aragorn. Y Aragorn, como hijo del Heredero de Isildur, se fue con su madre a vivir en la Casa de Elrond en Imladris, pues así se acostumbraba entonces, y Elrond tenía a su custodia las heredades de los Dúnedain, las principales de las cuales eran los fragmentos de la espada de Elendil, que llegó a la Tierra Media cuando la Caída de Númenor. En su juventud Arathorn también se había criado en esa casa, y era amigo de ; Elladan y Elrohir, los hijos de Elrond, y solía irse de caza con ellos. Ahora bien, los hijos de Elrond no cazaban animales salvajes, sino que perseguían a los Orcos dondequiera que los encontrasen; y esto lo hacían por Celebrían, su madre, hija de Galadriel.

Una vez, mucho tiempo atrás, cuando atravesaba las Montañas para visitar a su madre en la Tierra de Lórien, unos Orcos le salieron al paso y la tomaron cautiva y la atormentaron; y aunque Elrond y sus hijos la rescataron, y la llevaron a casa y la atendieron, y las heridas de su cuerpo sanaron, Celebrían yacía bajo una gran nube de miedo y ya no amaba la Tierra Media; por tanto, al cabo Elrond accedió a su petición y ella partió hacia los Puertos Grises y se fue al Oeste para nunca volver.

De este modo, cuando Aragorn tenía sólo dos años, Arathorn se fue a cabalgar con los hijos de Elrond y luchó con unos Orcos que habían entrado en Eriador, y pereció con un ojo atravesado por una flecha orca; y así tuvo en verdad una vida breve para alguien de su raza, pues no tenía más de sesenta inviernos cuando cayó.

Así se convirtió el niño Aragorn en el Capitán de los Dúnedain, y se crio en la Casa de Elrond, y allí todos lo querían, y Elrond era un padre para él. Era recto y alto, de ojos grises penetrantes y serios, y fuerte y valiente y de gran voluntad, y ansioso por aprender toda la sabiduría de los Elfos y los Hombres.

Y cuando aún era joven, pero también fuerte, salió con Elladan y Elrohir y aprendió muchas cosas de la caza y de la guerra, y muchos secretos de las tierras salvajes. Sin embargo, nada sabía de sus antepasados, pues su madre no le hablaba de tales [308] cuestiones, ni nadie en aquella Casa; y era por orden de Elrond que aquellos asuntos se mantenían en secreto. Porque en ese entonces había una Sombra en el Este que se extendía por muchas tierras y llenaba a los Sabios de presagios, puesto que habían descubierto que se trataba de la sombra de Sauron, el Señor Oscuro que había regresado a la Tierra Media, y que deseaba encontrar el Anillo Único que le quitó Isildur, y quería saber si quedaba un heredero de Isildur sobre la faz de la tierra; y muchos eran los espías de Sauron.

Pero al cabo, cuando Aragorn tenía veinte años, aconteció que retornó a Imladris…

Abandono el manuscrito en este punto, pues basta con esto para mostrar la naturaleza de su relación con el texto publicado: el último se caracteriza por una reducción generalizada, la compresión de lo que se conserva y la omisión de pasajes significativos como la historia de Celebrían.[229] Pero como veremos después, este resumen no se debió, al menos principalmente, a que mi padre adoptara un punto de vista crítico respecto a la narración de la historia, sino al uso que pensó darle después.

A partir de este punto la versión final no contradice el texto original, y de hecho es mucho más similar a él que en la parte que he transcrito, hasta que Aragorn y Arwen se prometen en matrimonio en la colina de Kerin Amroth (Ap. 54); poco después, no obstante, diverge completamente.

Y en aquella colina miraron al este hacia la sombra y al oeste hacia el crepúsculo, y se juraron fidelidad eterna y fueron felices. Sin embargo, muchos años los separaban todavía.[230]

Porque cuando Elrond se enteró de la elección de su hija no la prohibió, pero le dijo a Aragorn: «Mientras no alcances todo tu poder no te casarás con Arwen Undómiel, y ella no será la esposa de ningún hombre, a menos que este sea al mismo tiempo rey de Gondor y de Arnor».

Pero los días se oscurecían en la Tierra Media, a medida que el poder de Sauron se acrecentaba, y en Mordor la Torre Oscura de Barad-dûr se erguía, más alta cada día y más fuerte. Y aunque Aragorn y Arwen se encontraban a veces, pasaban sus días separados. Pues se aproximaba la época de la Guerra del Anillo y el final de esa edad del mundo… [309]

Sigue ahora un largo pasaje (de más de 500 palabras, con una parte desechada y reemplazada por una nueva versión) en el que se da la historia de la guerra resumida: se habla de Mithrandir y los Medianos, las dudas de los Sabios, los Espectros del Anillo, la Compañía del Anillo y la misión del Portador del Anillo; y luego más explícitamente de Aragorn, los Senderos de los Muertos, los Campos del Pelennor, la batalla ante la Morannon y su coronación a las puertas de Minas Tirith. Después la historia avanza rápidamente hacia su conclusión.

Y cuando todo hubo terminado, Elrond llegó de Imladris y Galadriel de Lórien, y con ellos iba Arwen Undómiel, Estrella de la Tarde de su pueblo. Y ella realizo la elección de Lúthien, convertirse en mortal y vivir en la Tierra Media, y desposó a Aragorn hijo de Arathorn, Rey de Gondor y Arnor, y fue Reina y Dama de los Elfos y los Hombres.

Así terminó la Tercera Edad. Sin embargo, se dice que el más amargo de todos los pesares de aquella edad fue la despedida de Arwen y Elrond. Porque era el Mar el que los separaba, y un destino más allá del mundo. Pues cuando el Gran Anillo fue destruido los Tres Anillos de los Elfos perdieron sus virtudes, y Elrond, cansado al fin de la Tierra Media, partió en busca de Celebrían para nunca más regresar. Pero Arwen se convirtió en una mujer mortal, y su destino no quiso sin embargo que muriese antes de haber perdido todo lo que había ganado. Porque aunque vivió con Aragorn durante cien años y grande fue su gloria juntos, al fin él se despidió y se tendió y murió antes de que la vejez lo tocara. Pero ella abandonó la ciudad y a sus hijos, y se marchó a la tierra de Lothlórien, y vivió sola bajo los árboles que amarilleaban: Galadriel también se había ido y Lórien se marchitaba. Y entonces, al fin, se dice, se acostó a descansar en lo alto de Kerin Amroth; y allí estuvo su tumba verde hasta que cambió el mundo, y los días de la vida de Arwen se borraron para siempre de la memoria de los hombres que vinieron después, y la elanor y la nifredil no florecieron más al este del Mar.[231]

Este primer manuscrito fue seguido de una copia en limpio mecanografiada («B»), en la que sólo se introdujeron unos pocos cambios menores.[232] Sin embargo, la totalidad de la última parte, desde el principio del relato de la Guerra del Anillo y sus orígenes, fue tachado, y mi padre adjuntó en el texto unas páginas nuevas en la que ampliaba el [310] relato hasta dos veces su longitud original. La mayor parte de esta versión fue reescrita de nuevo, con una longitud aún mayor, y se añadió al texto mecanografiado. Ahora estaba mucho menos resumida que al principio, y su propósito en la obra como conjunto es evidente. «El papel de Aragorn», escribió mi padre, «como predijo Elrond, era ser el principal Capitán del Oeste, y con sabiduría antes que con valor remediar el pasado y la locura de su antepasado Isildur». Cito una parte de esta versión final.

Así empezó la Guerra del Anillo; y los fragmentos de la espada de Elendil fueron forjados de nuevo, y Aragorn hijo de Arathorn se levantó y desempeñó la parte que le correspondía, y su valor y sabiduría les fueron revelados a los Hombres. Posteriormente, en Gondor y Arnor se compusieron canciones sobre sus hazañas que se recordaron mucho tiempo, pero que aquí no se cuentan por entero. Su papel no fue soportar la carga del Anillo, sino ser capitán en las batallas que apartaron al Ojo de Sauron de su propia tierra y del peligro secreto que se le aproximaba en la oscuridad. De hecho, se dice que Sauron creía que el Señor Aragorn, heredero de Isildur, había hallado el Anillo y lo había tomado para sí, como hizo su antepasado, y surgía ahora para desafiar al tirano de Mordor y ocupar su lugar.

Pero no era así, y fue aquí donde Aragorn mejor reveló su fuerza; porque aunque de hecho tuvo el Anillo a su alcance, no lo tomó y no quiso emplear su maligno poder, sino que lo sometió al juicio de Elrond y al Portador que este designó. Pues el difícil consejo de Elrond fue que por desesperada que pareciera la necesidad y demasiado tardío el momento, el Anillo tenían que ser llevado en secreto, si eso era posible, a la tierra del Enemigo y allí arrojado al fuego del Monte del Destino, en Mordor, donde lo habían hecho. Aragorn guio al Portador del Anillo durante el largo y peligroso viaje desde Imladris en el Norte, hasta que se perdió en las colinas salvajes y quedó fuera del alcance de la ayuda de sus amigos. Entonces Aragorn se volcó en la guerra y en la defensa de la Ciudad de Gondor, Minas Tirith sobre el Anduin, el último baluarte de las tierras del Oeste contra los ejércitos de Sauron.

Durante todo ese tiempo, mientras el mundo se oscurecía y Aragorn se esforzaba lejos rodeado de peligros, Arwen vivió en Imladris; y velaba por él de lejos con el pensamiento, y esperanzada [311] bajo la Sombra hizo para él un gran estandarte real, que nadie podía desplegar si no aquel que reivindicase la soberanía sobre los Númenóreanos y la herencia de Elendil e Isildur. Y se lo envió a través de los parientes de él, los últimos Dúnedain del Norte; y encontraron a Aragorn en la llanura de Rohan, después de las batallas en que Saruman el traidor fue derrotado e Isengard destruida, y entregaron a Aragorn el estandarte de Arwen y un mensaje: Arwen le pedía que tuviera en cuenta el peligro que venía del mar, y que tomara los Senderos de los Muertos. Ahora bien, había un camino bajo las Montañas Blancas por el que nadie se atrevía a pasar, debido a los crueles espectros de los Hombres Olvidados que lo guardaban. Pero Aragorn osó tomar ese camino con la Compañía Gris del Norte, y lo atravesó, y salió junto a las costas del mar, inesperado para amigos y enemigos. De este modo se apoderó de los barcos del Enemigo, y surgió de las profundidades remontando las aguas del Anduin para ayudar a Gondor en la hora de la desesperación; pues la ciudad de Minas Tirith se hallaba rodeada por los ejércitos de Mordor y estaba pereciendo bajo las llamas. Entonces se libró la Batalla de los Campos del Pelennor, que se ganó más allá de toda esperanza, y el Señor de los Jinetes Negros fue destruido; pero Aragorn desplegó el estandarte de Arwen, y ese día fue el primero que los hombres lo aclamaron rey.

Al final de esta descripción del importante papel de Aragorn como capitán en la Guerra del Anillo, el final revisado de la historia del texto mecanografiado B concluye con su despedida de Arwen en la hora de su muerte, casi con las mismas palabras que en el Apéndice A. [233] Las páginas manuscritas originales donde mi padre puso por escrito por primera vez este inspirado pasaje se conservan. Escribió con tanta rapidez que sin el último texto sería difícil descifrar una sola palabra.

El texto revisado B acaba con las palabras «Aquí termina la historia de los Días Antiguos.» Mi padre las reemplazó en el manuscrito por «Aquí termina la Historia, y después de la desaparición de la Estrella de la Tarde nada más se dice de los Días Antiguos».

Recapitulando brevemente, en un primer momento el texto mecanografiado B no era más una copia en limpio del tosco manuscrito original A. La última parte fue reescrita y ampliada (el papel de Aragorn en la Guerra del Anillo, sus últimas palabras a Arwen) e incorporada en el manuscrito. Entonces mi padre realizó una nueva copia [312] mecanografiada, («C»), una copia en limpio del texto revisado de B que en gran parte era innecesaria. Por tanto, en esta fase no se había introducido aún ninguno de los pequeños cambios estilísticos o de compresión que distinguen el manuscrito original de la versión final publicada en el Apéndice A. Todavía empezaba «Antes de que los Días Antiguos llegaran a su fin», todavía incluía la historia de Celebrían y, por supuesto, los detalles fundamentales del papel de Aragorn en la Guerra del Anillo; en relación a la versión final, lo único que faltaba era la despedida de Aragorn de su madre Gilrain (Ap. 55-56).

Es difícil decir cómo veía mi padre Aragorn y Armen en ese entonces, cuándo creyó que había alcanzado su forma definitiva, o dónde pensaba situarla. Dedicó grandes esfuerzos a la historia de Aragorn que se han perdido. La concluyó con gran decisión; «Aquí termina la Historia, y después de la desaparición de la Estrella de la Tarde nada más se dice de los Días Antiguos». ¿Es posible que tuviera la intención de emplearla al final de El Señor de los Anillos?

La historia posterior es muy curiosa. Ya he mencionado (p. 300) que al escribir la narrativa del Reino del Norte experimentó con la historia de Aragorn y Arwen. Iba después del relato de cómo, cuando el Rey Elessar iba al Norte, los Hobbits de la Comarca lo visitaban en su casa de Annúminas (Ap. 25); además, se introduce en la página mecanografiada de un modo extraordinariamente abrupto (aun teniendo en cuenta el recurso de los supuestos extractos de fuentes escritas para explicar estas transiciones):

… y algunos vuelven con él cabalgando y se quedan en su casa tanto como les cuadra. El señor Samsagaz, el Alcalde, y el Thain Peregrin han estado allí muchas veces.

Arador era el abuelo del Rey…

Puede parecer que mi padre no sabía qué hacer con la historia, o quizá que no sabía qué se podía hacer con ella. Pero fue aquí, extrañamente, donde se introdujo por primera vez la abreviación, compresión y «reducción» estilística que distingue la versión definitiva de Aragorn y Arwen del texto original. El contenido de las páginas abandonadas de «Los Reinos en el Exilio» coincide (si bien no en todos los puntos) con la historia del Apéndice A. [234] Se extendía sólo hasta las par labras «No será la esposa de ningún Hombre, a menos que este sea al mismo tiempo el Rey de Gondor y de Arnor» (Ap. 55); pero en las notas manuscritas que lo acompañan mi padre esbozó un resumen de la historia del papel de Aragorn en la Guerra del Anillo en unas pocas líneas: este elemento de la historia original era claramente del todo [313] incompatible con su situación, que en cualquier caso parecerá inadecuada e insatisfactoria. Es obvio que él también lo creía así. Sin embargo, resulta interesante ver que en la parte superior de la página donde se encuentra el texto definitivo que se publicó en el Apéndice A todavía se leen las palabras «El señor Samsagaz, el Alcalde, y el Thain Peregrin han estado allí muchas veces», tachadas y reemplazadas por «Sigue ahora un fragmento de la Historia de Aragorn y Aoven». «Un fragmento», supuestamente, porque faltaba una gran parte de ella.

En este último texto mecanografiado de la historia se realizaron varios cambios, como la sustitución de Estel por Amin (véase nota 234) en todas las apariciones, y la introducción de la partida de Gilraen de Rivendel (Ap. 55) y su despedida de Aragorn, con las palabras Onen i-Estel Edain, ú-chebin estel anim.

De este modo, el propósito original de la historia de Aragorn y Amen se había perdido; sin embargo, la verdadera razón de esta fue el experimento abandonado de insertarla en la historia del Reino del Norte. Nada más puedo decir sobre esta extraña cuestión.