La dependencia psicológica y la crisis matrimonial

Puede que hayas solucionado el problema de tu dependencia con tus padres y quizá tienes bien controlada la relación con tus hijos. Tal vez reconozcas la necesidad de independencia de tus hijos y la estimules. Pero también puede ser que aún tengas un problema de dependencia en tu vida. Si eres una de esas personas que dejó una relación dependiente con sus propios padres para entrar en otra cuando se casó, entonces es evidente que tienes una zona errónea que necesita cura.

Louis Anspacher escribió sobre el matrimonio en América:

El matrimonio es aquella relación entre un hombre y una mujer en la que la independencia es equivalente, la dependencia mutua y la obligación es recíproca.

Ahí están las dos palabras feas, dependencia y obligación, que son las responsables del estado actual del matrimonio y de la tasa de divorcios en nuestro país. El hecho muy simple es que a la mayor parte de la gente no le gusta el matrimonio, y a pesar de que lo aguantan, sus víctimas psicológicas siguen proliferando.

Una relación que se basa en el amor, como ya dijimos antes, es una relación en la que cada uno de sus miembros le permite al otro ser lo que él quiere, sin expectativas especiales y sin exigencias. Es una asociación simple entre dos personas que se quieren tanto que ninguno de los dos querría que el otro fuese algo que no haya escogido por sí mismo. Es una unión que se basa en la independencia, más que en la dependencia. Pero este tipo de relación es tan rara en nuestra cultura que es casi mitológica.

Imagínate una unión con el ser que amas en la que cada uno de vosotros dos puede ser lo que quiera. Ahora piensa en lo que son realmente la mayoría de las relaciones que tú conoces. ¿Cómo se introduce solapadamente esa temible dependencia y lo fastidia todo?