En el colegio, hace mucho tiempo, aprendiste a escribir una composición o un ensayo. Te enseñaron que necesitabas una buena introducción, parte media de desarrollo bien organizada, y una conclusión.
Desgraciadamente, puede que hayas aplicado el mismo tipo de lógica a tu vida llegando a considerar todo el asunto de vivir como una composición escolar. La introducción fue tu niñez en la que te estabas preparando para ser una persona. El cuerpo es tu vida adulta, que está organizada y planificada como preparación para la conclusión que sería la jubilación y un final feliz. El vivir de acuerdo con este plan implica una garantía de que todo estará bien para siempre. La seguridad, el proyecto final es para los cadáveres. La seguridad quiere decir saber lo que va a pasar. La seguridad quiere decir nada de riesgos, nada de excitaciones, nada de desafíos. La seguridad significa nada de crecimiento y nada de crecimiento significa la muerte. Además, la seguridad es un mito. Mientras seas una persona que vive en esta Tierra, y si el sistema sigue siendo el mismo, nunca podrás tener seguridad. Y aunque no fuera un mito sería una horrible manera de vivir. La certeza elimina la excitación y la emoción… y el crecimiento.
La palabra seguridad en el sentido que la hemos usado aquí se refiere a las garantías externas, a las posesiones como el dinero, una casa y un coche, a baluartes como un buen empleo o una elevada posición en la sociedad. Pero hay un tipo de seguridad diferente que sí vale la pena buscar; y es la seguridad interior que te brinda el tener confianza en ti mismo y en tu capacidad de solucionar cualquier problema que se te presente. «ésta» es la única seguridad duradera, la única verdadera seguridad. Las cosas se pueden deshacer; una depresión económica dejarte sin dinero; quedarte sin casa, pero tú, puedes ser una roca de autoestima.
Puedes creer tanto en ti mismo y en tu fuerza interior que las cosas y los demás te parecerán simples accesorios de tu vida, agradables pero superfluos.
Haz la prueba con este pequeño ejercicio. Imagínate que ahora mismo, mientras estás leyendo este libro, alguien desciende violentamente sobre ti, te desnuda y te raptan en un helicóptero. Sin previo aviso, sin dinero, nada más que tú mismo. Supongamos que te llevan hasta un lugar de la China Roja y te dejan caer en un campo. Te las tendrías que haber con un idioma nuevo, costumbres nuevas, un clima nuevo y lo único que tendrías sería a ti mismo. ¿Sobrevivirías o te derrumbarías? ¿Podrías hacerte amigos, conseguir alimentos, vivienda y otras cosas ? ¿ O te quedarías simplemente echado en medio del campo lamentándote sobre lo desgraciado que eres por lo que te sucedió? Si necesitaras seguridad exterior, te morirías porque te habrían quitado todas tus posesiones. Pero si tienes seguridad interior y no le tienes miedo a lo desconocido, entonces sobrevivirías. O sea, que podemos redefinir el concepto de seguridad diciendo que es el saber que puedes enfrentarte con cualquier cosa, incluso con el hecho de no tener seguridad exterior. No caigas en la trampa de ese tipo de seguridad exterior puesto que te despoja de tu capacidad para vivir y crecer y realizarte. Echa una mirada a aquella gente que no tiene seguridad externa, gente que no lo tiene todo planificado. Puede que se pasen de listos. Pero por lo menos pueden probar cosas nuevas y evitar la trampa de tener que quedarse siempre con lo seguro.
Jame Kavanaugh, en ¿Quieres ser mi amigo? (Will you be my friend?), escribe sobre la seguridad en su pequeño poema titulado Algún día (Some Day):
Algún día yo me iré
Y seré libre
Y dejaré tras de mi a los estériles
A su segura esterilidad
Me iré sin decir dónde voy
Y caminaré a través de un campo baldío Para allí dejar el mundo
Y alejarme luego despreocupado
Como un Atlas sin empleo.