Por desgracia, esperar a estar seguros también tiene desventajas. Si los científicos responden a una pregunta sobre un impacto de asteroide o un rumor del SETI con un simple «sin comentarios», la prensa y el público estarán más que dispuestos a sospechar de una conspiración de silencio. La gente cree justificadamente en su derecho a la información, y se muestran recelosos cuando los científicos parecen estar escondiendo sus hallazgos, aunque el motivo sea la cautela propia de la ciencia más que una deliberada ocultación de una noticia. La mayoría de la gente no se cree eso de «confiad en nosotros, somos científicos». Y a la inversa, los científicos, preocupados por su reputación y su financiación, pueden ser muy críticos con los medios de comunicación, a los que ven demasiado propensos al alarmismo. El corresponsal de ciencia de la BBC, David Whitehouse, fue acusado de gritar que viene el lobo cuando, en 2002, hizo pública de forma prematura una noticia sobre un posible impacto cósmico el 1 de febrero de 2019. Whitehouse se defendió atacando a los científicos por callarse sus hallazgos: «¿Quién les ha dado el derecho a tomar esa decisión? De hecho, ¿quiénes deberían tomarla? ¿Cuáles habrían de ser sus cualificaciones, sus responsabilidades?… La ética de esa postura es insostenible. Hay otras áreas de la ciencia en las que se ha debatido el argumento de que “no necesitan saberlo”, y se ha descartado por no ser ético».[9.9]
Personalmente, creo que el público tiene derecho a saber, aunque las noticias sean malas, pero sólo cuando la situación se entiende adecuadamente. Todavía tengo que conocer al científico del SETI que no esté de acuerdo con este principio básico. No existe ningún «código de confidencialidad» en el SETI, y desde luego que tampoco entre los miembros del Grupo de Trabajo de Postdetección; lo que sí hay es un reconocimiento compartido de la necesidad de mantener la cautela mientras se evalúa una supuesta señal. La propia IAA es explícita (aunque algo ampulosa) en lo que respecta a revelar información en los puntos 3, 4 y 5 de la «Declaración de los principios concernientes a las actividades posteriores a la detección de inteligencia extraterrestre», elaborada en 1977 por el Grupo Permanente de Estudio del SETI:[9.10]
3. Tras determinar que el hallazgo constituye un indicio creíble de inteligencia extraterrestre, y tras informar a las otras partes de esta declaración, el descubridor deberá informar a los observadores de todo el mundo a través de la Oficina Central de Telegramas Astronómicos de la Unión Astronómica Internacional, y deberá informar al secretario general de las Naciones Unidas con arreglo al artículo XI del Tratado sobre los principios que regulan las actividades de los estados de exploración y uso del espacio exterior, incluida la Luna y otros cuerpos. A causa de su demostrado interés y su conocimiento sobre la cuestión de la existencia de inteligencia extraterrestre, el descubridor debería informar simultáneamente del descubrimiento a las siguientes instituciones internacionales, y proporcionarles todos los datos pertinentes y la información registrada concerniente a los indicios: la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el Comité para la Investigación Espacial del Consejo Internacional de Uniones Científicas, la Federación Internacional Astronáutica, la Academia Internacional de Astronáutica, el Instituto Internacional de la Ley del Espacio, la Comisión 51 de la Unión Astronómica Internacional y la Comisión J de la Unión Internacional de las Ciencias de la Radio.
4. Una detección confirmada de inteligencia extraterrestre debería difundirse de forma rápida, amplia y transparente por todos los canales científicos y los medios de comunicación, observando los procedimientos de esta declaración.
5. Todos los datos necesarios para confirmar la detección deberían ponerse a disposición de la comunidad científica internacional a través de publicaciones, reuniones, congresos y otros medios apropiados.
Aun en el caso de que los científicos estén dispuestos a comunicar abiertamente sus descubrimientos, ¿podemos confiar en que los gobiernos actúen del mismo modo? En el típico relato de ciencia ficción sobre el contacto con alienígenas, los servicios de seguridad del gobierno entran en acción de inmediato, toman el control del proyecto e imponen una cortina de secretismo. Estas medidas drásticas se justifican con un exceso de paternalismo («La gente no está preparada para esto»), o para ganar una ventaja («Podríamos aprender algo sorprendente que aumente nuestro poder»), o para preparar una defensa («Tenemos que fabricar más misiles nucleares»). Pues bien, si los gobiernos disponen de planes para tomar el control del SETI tras un resultado positivo, la comunidad del SETI no tiene conocimiento de ello pese a varias falsas alarmas y engaños de alto nivel.[9.11] De hecho, lejos de mostrar un interés insano en el asunto, los gobiernos de todo el mundo parecen ser del todo indiferentes. Un miembro de la Cámara de los Lores británica me preguntó en cierta ocasión sobre el SETI, pero sólo por curiosidad personal. En EE. UU., el Congreso canceló en 1993 los fondos públicos destinados al SETI, argumentando que era tirar el dinero. No parece que ésa sea la acción de un gobierno con un interés serio en un «contacto». Por lo que respecta a planes de postdetección de emergencia que el gobierno mantenga en secreto, no me cabe ninguna duda de que no los hay. Por lo que concierne a la elaboración de políticas de postdetección, nuestro grupo de trabajo es todo lo que hay. De hecho, no nos vendría mal recibir ayuda de políticos, o cuando menos de algún viejo estadista.