Como ya he explicado, mi colega Felisa Wolfe-Simon tiene la corazonada de que podría haber microbios extraños que usan arsénico, y hace poco la NASA le ha financiado un proyecto para buscarlos. ¿Dónde podrían esconderse estos arsenófilos? Un lugar obvio es un medio rico en arsénico. Muchos lagos y manantiales de todo el mundo están contaminados con arsénico y constituyen un riesgo para la salud. El lago Mono, en California, un prodigio ecológico en la sección oriental de Sierra Nevada, cerca del parque nacional de Yosemite, es un pintoresco refugio para la vida salvaje exótica, y nada tiene más exótico que sus habitantes microbianos. El lago tiene una concentración insólitamente elevada de arsénico, y acoge a muchos organismos peculiares, muchos de los cuales parecen aprovechar la abundancia de este elemento. El gran experto en los arsenófilos del lago Mono es Ron Ormeland, del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que ha acogido el proyecto. Hasta la fecha, ninguno de los microbios que ha estudiado es una genuina forma de vida extraña que incorpore el arsénico en sus extrañas, como había sugerido Felisa. Se trata más bien de simples adaptaciones inusuales de la vida estándar. Pero la búsqueda de la vida basada en arsénico no ha hecho más que empezar, y Ron y Felisa han ideado una forma de acelerarla. Toman muestras del cieno del fondo del lago que llevan al laboratorio para realizar cultivos y experimentos. Allí, los microorganismos se someten a niveles cada vez más altos de arsénico. En el lago Mono, los microbios estándar pueden haberse adaptado para soportar el arsénico, pero su tolerancia tendrá límites, y a cierto nivel de concentración las células recibirán una sobredosis que las matará lentamente, envenenadas por este elemento cual diminutas víctimas de una novela de Agatha Christie. En cambio, la auténtica vida del arsénico se zampará el cóctel y su población crecerá. Mediante series de cultivos con concentraciones cada vez más altas de arsénico, los investigadores esperan que cualquier microbio basado en el arsénico, por poco abundante que sea al principio, se multiplique con rapidez desplazando por competencia a las formas de vida estándar hasta dominar la población microbiana.
Una indicación de la vida basada en el arsénico sería la presencia de una estructura que sea común en la vida estándar, pero en la cual el fósforo haya quedado sustituido por arsénico. Un ejemplo serían los nucleótidos, las piezas básicas para la construcción del ADN, en los que el fósforo desempeña un papel central. Otro es la membrana celular, que está constituida por cierto tipo de lípido que contiene fósforo. Estas dos estructuras pueden analizarse en busca de arsénico mediante análisis químicos convencionales. Un tercer experimento utiliza arsénico radiactivo como trazador para ver si se incorpora en la biomasa.
Otra aproximación que estamos desarrollando consiste en realizar un muestreo lo más exhaustivo posible de la vida de los océanos. En 2004, Craig Venter, que ya había ayudado a secuenciar el genoma humano, sorprendió una vez más a la comunidad científica anunciando que había aislado la pasmosa cantidad de 1,2 millones de nuevos genes y 1.800 microbios previamente no identificados en una muestra de agua tomada en el aparentemente yermo mar de los Sargazos. En un elocuente comentario, dijo: «Buscamos vida en Marte, y todavía no conocemos la que hay en la Tierra».[3.30] Exactamente. Casi todo lo que sabemos sobre la biodiversidad en el dominio microbiano proviene del estudio de una fracción diminuta de organismos que pueden cultivarse en el laboratorio. Eso claramente no es nada representativo. Tenemos la certeza de que debe haber un número inmenso de microorganismos poco frecuentes que han pasado totalmente desapercibidos para los métodos moleculares estándar, y tal vez entre ellos se encuentren algunos microbios extraños que en cualquier caso no responderían a las técnicas estándar aunque se encontrasen con una abundancia relativamente alta. El llamado análisis de perdigonada de Venter, en el que el ADN de muchas muestras de células se hace añicos al azar hasta que sólo quedan pedazos diminutos que luego se secuencian, permite a los científicos medir la diversidad genética de una muestra en masa, sin necesidad de identificar por separado y cultivar después cada una de las especies identificadas. El desafío es cómo ampliar estas técnicas para que detecten también microorganismos no estándar que pudieran formar parte de la biosfera en la sombra. Idealmente la técnica debería abarcar a los virus extraños, o a cualquier tipo de parásitos moleculares ultrapequeños que pudieran ser totalmente nuevos.
En la actualidad están en marcha varios proyectos de muestreo de los océanos que nos ofrecen una oportunidad de oro para descubrir la vida extraña que podría esconderse en el mar. Un proyecto internacional de tres años de duración llamado Tara-Oceans está realizando un ejercicio de muestreo global, dirigido principalmente a estudiar el impacto de la acumulación de dióxido de carbono sobre la biodiversidad marina. Este proyecto también examinará ecosistemas del océano profundo y muestreará la microbiología de todos los océanos del mundo. Los científicos del proyecto también mantendrán los ojos abiertos ante la posibilidad de una biosfera en la sombra, para lo cual utilizarán diversas técnicas para identificar vida extraña, y traerán algunas muestras seleccionadas al Beyond Center, donde se realizarán análisis de laboratorio.
El descubrimiento de una forma de vida que sólo hubiera podido surgir por medio de una segunda génesis sería el acontecimiento más sensacional de la historia de la biología, y tendría enormes consecuencias para la ciencia y la tecnología. También tendría aplicaciones inmediatas en la astrobiología, pues entonces estaríamos seguros de que el universo está realmente lleno de vida, como muchos se apresuran a afirmar de una manera superficial. No obstante, el objetivo del SETI no es simplemente encontrar vida más allá de la Tierra, sino vida inteligente. Podría ser que la vida fuese común pero la inteligencia rara. ¿Cuál es la probabilidad de que, una vez la vida comienza en un planeta, tarde o temprano evolucione hacia la inteligencia?