En primer lugar a José por empujarme a salir del infierno laboral en el que estaba metido y desafiarme a luchar por mis sueños.
A Holly Lisle por demostrarme que todos podemos alcanzar nuestros propósitos y compartir sus conocimientos en el arte de escribir.
A todos los de la llamada Generación Kindle por apoyarme desde el principio.
A aquellos que de una forma u otra me han apoyado y animado durante el largo camino desde que por primera vez imaginé una historia.
Y por supuesto a mi madre, con la que compartí aficiones e ilusiones.