Agradecimientos
Mi agradecimiento a Mary Roscoe, que trabajó sin descanso pasando a máquina este manuscrito y todavía encontró tiempo para ofrecerme un sinfín de críticas constructivas mientras lo hacía; también a David T. Cunningham, que pasó a máquina algunos añadidos posteriores. Entre aquellos lectores cuyo entusiasmo y opiniones me resultaron preciosas debo dar las gracias a Julie Blake, John Gregson y Vernon Conway. También le estoy agradecido a Douglas Bennett, que organizó una inolvidable visita a la prisión, y a Alasdair Cameron, que me encargó dos obras para que pudiera poner comida en la mesa mientras trabajaba en el libro. Por último (aunque no menos importante), mi agradecimiento a Barbara Boote y también a Nann du Sautoy de Sphere Books.