Notas

[1] J.L. Borges, Prólogos, con un prólogo de prólogos, Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1975. <<

[2] Macedonio Fernández, Museo de la novela de la Eterna, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1967 (con un prólogo de Adolfo de Obieta). <<

[3] J.L. Borges, El hacedor, Emecé Editores, Buenos Aires, 1960. <<

[4] Emir Rodríguez Monegal, J.L. Borges A literary biography, E. P. Dutton, Nueva York, 1978. <<

[5] Victoria Ocampo, Diálogos con Borges, Sur, Buenos Aires, 1971. <<

[6] Alicia Jurado, Genio y figura de J.L.B., Eudeba, Buenos Aires, 1964. <<

[7] M.R. Barnatán, Borges, Epesa, Madrid, 1972 (agotado); Jorge Luis Borges, Ediciones Júcar, Madrid, 1972 (2.ª ed., 1976); Conocer Borges y su obra, Dopesa, Barcelona, 1978; Narraciones de J.L.B. (Edición crítica). Cátedra, Madrid, 1980 (2.ª ed., 1981); Jorge Luis Borges, Barcanova, Barcelona, 1982. <<

[8] Richard Burgin, Conversaciones con J.L. Borges, Taurus Ediciones, Madrid, 1974. <<

[9] Franz Kafka, La Metamorfosis, Traducción y prólogo de J.L. Borges, Ed. Losada, Buenos Aires, 1938. (Reimpreso en la biblioteca Clásica y Contemporánea). Prólogo incluido en Prólogos. <<

[10] Borges, Obras Completas, Emecé, Buenos Aires, 1974. (Dedicatoria. A Leonor Acevedo de Borges). <<

[11] «La poesía gauchesca», ensayo que abre el volumen Discusión (Buenos Aires, 1932). <<

[12] El Lenguaje de Buenos Aires (J.L. Borges y José E. Clemente, Buenos Aires, Emecé, 1952). <<

[13] «El escritor argentino y la tradición» (versión taquigráfica de una clase dictada por J.L. Borges en el Colegio Libre de Estudios Superiores), ensayo incluido en el volumen Discusión (Buenos Aires, 1932). <<

[14] Emir Rodríguez Monegal, Borges, hacia una interpretación, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1976. <<

[15] De una entrevista de J.L. Borges con Georges Charbonier, recogida en el libro El escritor y su obra, Siglo XXI Editores, Méjico, 1967. <<

[16] J.L. Borges, El Libro de Arena, Emecé, Buenos Aires, 1975. <<

[17] Del «poema del cuarto elemento», del libro El otro, el mismo. (Obra poética completa, Alianza Editorial, Madrid). <<

[18] C. Meneses, Poesía juvenil de J.L. Borges, José Oñeta, Editor, Barcelona, 1978. (Incluye 18 poemas de Borges). <<

[19] C. Meneses, Escritores latinoamericanos en Mallorca, Ediciones Cort, Palma de Mallorca, 1974. (Además de estos dos libros, Meneses publicó en la revista Ínsula, Madrid, núm. 291, pág. 3, febrero de 1971, un artículo donde se incluye el manifiesto ultraísta mallorquín y que yo recogí en mi ya citado Borges, Epesa, Madrid, 1972). <<

[20] J.L. Borges, Autographical notes, trad. José E. Pacheco, La Gaceta, Méjico, octubre 1971. <<

[21] Ramón Gómez de la Serna, Pombo, Editorial Juventud, Barcelona, 1960 (Edición resumida por el propio autor). <<

[22] Guillermo de Torre, Pour la préhistoire ultraiste de Borges, L’Herne, Jorge Luis Borges, París, 1964 <<

[23] Del ya citado libro de entrevistas con J.L.B. recogido por Georges Charbonier. <<

[24] Gloria Videla, El ultraísmo, Biblioteca Románica Hispánica, Editorial Gredos, Madrid, 1963. <<

[25] J.L. Borges, Fervor de Buenos Aires, Buenos Aires, 1923. (En su reedición de 1969 y al incorporarlo a sus Obras Completas, escribe Borges: «No he reescrito el libro. He mitigado sus excesos barrocos, he limado sus asperezas, he tachado sensiblerías y vaguedades y, en el decurso de esa labor a veces grata y otras veces incómoda, he sentido que aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente —¿qué significa esencialmente?— el señor que ahora se resigna o corrige»). <<

[26] Oliverio Girondo, Obras Completas, Prólogo de Enrique Molina, Editorial Losada, Buenos Aires, 1968. <<

[27] Córdova Iturburu, La revolución martinfierrista, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1962. <<

[28] Carlos Mastronardi, El movimiento de «Martin Fierro». En Capítulo, núm. 39, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968 <<

[29] Alicia Jurado, Genio y figura de J.L. Borges, Eudeba, Buenos Aires, 1964 <<

[30] Horacio Jorge Becco, J.L. Borges, Bibliografía total (1923-1973), Buenos Aires, Casa Pardo, 1973 <<

[31] El diario Crítica, propiedad de Natalio Botana, fue uno de los más poderosos medios de comunicación de América del Sur. Competía con los conservadores La Nación y La Prensa, desde un populismo cultural. El trabajo de Borges en el «imperio Botana» fue el de coordinar un suplemento cultural llamado Revista multicolor de los sábados, que se enfrentaba al suplemento literario que Eduardo Mallea llevaba en La Nación. Borges no sólo coordinaba y escribía, sino que también es el autor de traducciones de Chesterton, Kipling, Wells, Gustav Meyrink, Swift, Novalis y Frazer. En Crítica se publicará también por primera vez «El Hombre de la esquina rosada» que, según Emir Rodríguez Monegal, es la ampliación de una anécdota titulada «Hombres peleando» que Borges incluye en el libro El idioma de los argentinos (1928) y que nunca reimprimió. Para mayores datos sobre esta época es recomendable el capítulo «The Yellow literary press», del ya citado trabajo monográfico de Monegal. <<

[32] A partir de la reedición de Emecé, en 1958, estas iniciales se han convertido en S.D. <<

[33] El poema reproducido se publicó por primera vez en la revista Sur, en su número de diciembre de 1936, y se incluyó más tarde en su recopilación de poemas de 1943. Mientras que el cuento que presumiblemente provoca: Funes el memorioso se publica por primera vez en el suplemento literario de La Nación, el 7 de junio de 1942. <<

[34] «Los diálogos de Borges. La fe poética del Dante», en «Sábado Cultural» del diario ABC, Madrid, 13 de febrero de 1982. <<

[35] Revista Sur, núm. 94, Buenos Aires, julio de 1942. Desagravio a Jorge Luis Borges. <<

[36] Uno de los artículos más virulentos de Borges se publicó en la revista El Hogar el 13 de diciembre de 1940, en plena guerra, titulado «Definición de la germanofilia», donde dice que los germanófilos no aman a Alemania, desconocen a Holderlin, a Schopenhauer, a Leibnitz, son antisemitas sin percatarse que los judíos son también alemanes, etc. Este artículo provoca las iras de los pro-nazis argentinos que lo acusan de ser descendiente de judíos conversos portugueses, cosa que Borges termina aceptando como un honor. <<

[37] María Esther Vázquez, Borges: imágenes, memorias, diálogos, Monte Ávila, Caracas, 1977. <<

[38] Del ya citado Richard Burgin, Conversaciones con J.L.B. <<

[39] Palabras pronunciadas por Borges, en la comida que le ofrecieron los escritores argentinos recogidas en la revista Sur, número 142, agosto de 1946. <<

[40] Alfonso Reyes, Tiempo, Méjico, 30 de julio de 1943. <<

[41] Ernesto Sábato, revista Sur, número 94, julio de 1942. <<

[42] André Maurois, prólogo a Labyrinths, Nueva York, New Direction, 1962. <<

[43] El ya citado Conversaciones con J.L. Borges, de Richard Burgin. <<

[44] Historia de la eternidad, Buenos Aires, 1936. (Hay edición española). <<

[45] Nueva refutación del tiempo, Buenos Aires, 1947. <<

[46] Otras Inquisiciones, Emecé, Buenos Aires, 1952. (Hay edición española). <<

[47] Discusión, Buenos Aires, 1932. <<

[48] Observa Borges en nota al artículo que comentamos, que ambos versos, el de Dante y el de Góngora, «derivan de la Escritura. Y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de Zafiro, semejante al cielo cuando está sereno». (Éxodo, 24, 10). <<

[49] En castellano: ¿era como la veo la faz vuestra?, según la versión de Ángel Crespo. (Paraíso, Barcelona, Seix Barral, 1977). <<

[50] Un leopardo liviano allí surgía. Versión de Ángel Crespo. (Infierno, Barcelona, Seix Barral, 1973). <<

[51] J.L. Borges, Siete Noches, Epílogo de Roy Bartholomew, Fondo de Cultura Económica, 1980. (Edición española). <<

[52] René Guénon, L’esotérisme de Dante, Ch. Bosse Librarie, París. (Hay versión castellana, Editorial Dédalo, Buenos Aires, 1976, en traducción de Margarita Pontieri). <<

[53] Apunta Guénon, citando a Aroux y su La Comedie de Dante: «Beatriz que debe ser “llamada amor”, dice Dante en la Vita Nuova, también se relaciona con este Venerable, rodeado de nueve columnas, de nueve candelabros de nueve brazos y de nueve luces, de ochenta y un años de edad, múltiplo (o más exactamente cuadrado) de nueve, cuando se supone que Beatriz muere en el año ochenta y uno del siglo». <<

[54] El ya citado en el comienzo artículo de ABC —ver nota[34]—, que no es otra cosa que una ordenación distinta de la conferencia sobre La Divina Comedia, ofrecida el 1 de junio de 1977 por Borges, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, y recogida en el volumen Siete Noches. <<

[55] Las palabras citadas corresponden a la conferencia arriba referenciada. El hecho de que Borges agregue a esta estancia solamente una posdata, nos hace suponer que se trata de ese artículo perdido y hoy recuperado. O al menos, que se trate de su reconstrucción. <<

[56] Borges alude aquí al famoso libro de Giovanni Papini, Dante Vivo, y lo hace cuando refiere que Dante había «osado comparar a Beatriz con la Virgen María». <<

[57] La Leyenda del Simurg es muy cara a la obra borgiana. Véase Manual de Zoología fantástica y El libro de los Seres imaginarios. En cuanto al águila, René Guénon nos dice «ya la antigüedad clásica la atribuía a Júpiter como los hindúes la atribuían a Vishnu, fue el emblema del antiguo Imperio Romano (que nos recuerda la presencia de Trajano en el ojo de ese águila) y continuó siendo el signo del Santo Imperio». <<

[58] «solos estábamos y sin recelo alguno» (Inf. V, 129). <<

[59] Carcere cieco, cárcel ciega, dice el Infierno, Virgilio (Purgatorio XXII, 103, Infierno, X, 58-59). <<

[60] «tanto era mi sueño en aquel instante» (Inf. I, 11). <<

[61] «Y de estos tales, soy también yo mismo» (Inf. IV, 39). <<

[62] «Maestro mio, dime, Señor, dime». (Inf. IV, 46). <<

[63] «Averroes, que hizo el gran comentario». (Inf. IV, 104). <<

[64] «Cesar armado, con sus ojos rapaces». (Inf. IV, 123). <<

[65] «Y solo, aparte, vi a Saladino». (Inf. IV, 129). <<

[66] «Yo digo, prosiguiendo, que mucho antes». (Inf. VIII, 1). <<

[67] «En un lugar abierto, luminoso y alto». (Inf. IV, 116). <<

[68] Dante, en los cantos iniciales de la Comedia, fue lo que Gioberti escribió que era en todo el poema, «un poco más que un simple testigo de la fabula inventada por él» (Primato Civile e morale degli italiani, 1840). <<

[69]

«No es el rumor del mundo más que un soplo

de viento, que ya viene de acá o ya de allá viene

y cambia nombre por cambiar de lado» (Purg., XI, 100-102).

<<

[70]

«Y así me hicieron de su comitiva,

que yo fui el sexto entre tan grandes sabios».

(Inf., IV, 101-102).

<<

[71] «Después más que el dolor pudo el ayuno». <<

[72]

«… tú nos vestiste

con esta carne mísera, y puedes quitárnosla».

(Inf., XXXIII, 62-63).

<<

[73] Observa Luigi Pietrobono (Infierno, pág. 47) «que el digiuno no afirma la culpa de Ugolino, pero la deja adivinar sin menoscabo del arte o del rigor histórico. Basta que la juzguemos posible». <<

[74] «… y con sus agudos colmillos / me parecía que se los hundían en sus costados» (Inf., XXXIII, 35-36). <<

[75] A título de curiosidad, cabe recordar dos ambigüedades famosas. La primera, la sangrienta luna de Quevedo, que es a la vez la de los campos de batalla y la de la bandera otomana: la otra, la mortal moon del soneto 107 de Shakespeare, que es la luna del cielo y la Reina Virgen. <<

[76] «y dentro de su llama allí se llora / la trampa del caballo…». (Inf., XXVI, 58-59). <<

[77] «temo que sea una idea insensata» (Inf., II, 35). <<

[78] «como el otro [¿Catón, Dios?] quiso» (Purg., I, 133). <<

[79] «Yo no soy Eneas, yo no soy Pablo» (Inf., II, 32). <<

[80] Cf. Giovanni Papini, Dante vivo, III, 34. <<

[81] Cf. Maurice de Wulf, Histoire de la philosophie médiévale. <<

[82]

«No es el rumor del mundo más que un soplo de viento,

que ya viene de acá o ya de allá viene

y cambia nombre por cambiar de lado».

(Purg., XI, 1006-102).

<<.

[83] De algún modo la prefigura la clásica metáfora del sueño como función teatral. Así Góngora, en el soneto Varia imaginación («El sueño, autor de representaciones. / En su teatro sobre el viento armado / sombras suele vestir de bulto bello»); así Quevedo, en el Sueño de la muerte («Luego que desembarazada el alma se vio ociosa, sin la tarea de los sentidos exteriores, me embistió de esta manera la comedia siguiente; y así la recitaron mis potencias a oscuras, siendo yo para mis fantasías auditorio y teatro»); así Joseph Addison, en el número 487 del Spectator («el alma, cuando sueña, es teatro, actores y auditorio»). Siglos antes, el panteísta Umar Kayyám compuso una estrofa que la versión literal de McCarthy traduce de este modo: «Ya de nadie conocido te ocultas; ya te despliegas en todas las cosas creadas. Para tu propio deleite ejecutas estas maravillas, siendo a la vez el espectáculo y el espectador». <<

[84] «La justicia movió al alto Hacedor». <<

[85] Andrew Lang refiere que Dumas lloró cuando dio muerte a Porthos. Parejamente sentimos la emoción de Cervantes, cuando muere Alonso Quijano: «el cual entre compasiones y lágrimas los que allí se hallaron, dio su espíritu; quiero decir que se murió». <<

[86] Cfr. De monarchia, I, 14; Purgatorio, XVIII, 73; Paraíso, V, 19. Más elocuente aún es la gran palabra del canto XXXI: «Tu m’hai di servo tratto a libertate[87]». (Paraíso, 85). <<

[87] «Me has traído de siervo a libertad». <<

[88] Beda buscó en la Escritura sus ejemplos de figuras retóricas. Así, para la sinécdoque, donde se toma la parte por el todo, citó el versículo 14 del primer capítulo del Evangelio según Juan: Y aquel Verbo fue hecho carne… En rigor, el Verbo no sólo se hizo carne, sino huesos, cartílagos, agua y sangre. <<

[89] «ni la llama de este incendio herir me puede» (Inf., II, 93). <<

[90] «Virgilio a quien para salvarme me entregué» (Purg., XXX, 51). <<

[91] «Mira a aquel con esa espada en mano» (Inf., IV, 86). <<

[92] «me hacía volver donde el sol calla». <<

[93] «Dulce color de oriental zafiro». <<

[94] Leemos en la estrofa inicial de las Soledades de Góngora:

«Era del año la estación florida

en que el mentido robador de Europa,

media luna las armas de su frente

y el Sol todos los rayos de su pelo

luciente honor del cielo,

en campo de zafiros pasce estrellas;»

<<.

[95] Baudelaire ha escrito en Recueillement: «Entends, ma chère, entends, la douce Nuit qui marche». El silencioso andar de la noche no debería oírse. <<

[96] Análogamente, en la Monadologia (1714), de Leibniz se lee que el universo está hecho de ínfimos universos, que a su vez contienen el universo, y así hasta el infinito. <<

[97] Pompeo Venturi desaprueba la elección de Rifeo, varón que sólo había existido hasta esa apoteosis en unos versos de la Eneida (II, 339, 426). Virgilio lo declara el más justo de los troyanos y agrega a la noticia de su fin la resignada elipsis: Dies aliter visum (De otra manera la determinaron los dioses). No hay en toda la literatura otro rastro de él. Acaso Dante lo eligió como símbolo, en virtud de su vaguedad. Cfr. los comentarios de Casini (1921) y de Guido Vitali (1943). <<

[98] Katibi, autor de la Confluencia de los dos mares, declaró: «Soy del jardín de Nishapur, como Attar, pero yo soy la espina de Nishapur y él era la rosa». <<

[99] Silvina Ocampo (Espacios métricos, 12) ha versificado así el episodio:

Era Dios ese pájaro como un enorme espejo;

los contenía a todos; no era un mero reflejo.

En sus plumas hallaron cada una sus plumas,

en los ojos, los ojos con memorias de plumas.

<<

[100] «por lo que aquí y sobre ti te corono e impongo la mitra» (Purg., XXVII, 142). <<

[101]

«Mas ya Virgilio nos había privado

de si, Virgilio dulcísimo padre,

Virgilio a quien para salvarme me entregué». (Purg., XXX, 49-51).

<<

[102]

«Tanto más en Roma un carro tan hermoso

Alegraría al Africano…» (Purg., XXIX, 115).

<<

[103] «mas lee en Ezequiel que los describe» (Purg., XIX, 100). <<

[104] Ya escrito lo anterior, leo en las glosas de Francesco Torraca que en algún bestiario italiano el grifo es símbolo del demonio («Per lo Grifone entendo lo nemico»). No sé si es lícito agregar que en el Códice de Exeter, la pantera, animal de voz melodiosa y de suave aliento, es símbolo del redentor. <<

[105]

«Así cambiado el edificio santo

sacó cabezas…». (Purg., XXXII, 142).

<<

[106] Se objetará que tales fealdades son el reverso de la precedente «Hermosura». Desde luego, pero son significativas… Alegóricamente, la agresión del águila representa las primeras persecuciones; la zorra, la herejía; el dragón, Satanás o Mahoma o el Anticristo; las cabezas, los pecados capitales (Benvenuto da Imola) o los sacramentos (Buti); el gigante, Felipe IV, el Hermoso, rey de Francia. <<

[107]

«Así imploré; y aquella, tan lejana

como parecía, se sonrió y mi miro de nuevo;

y después se volvió a la eterna fuente». (Par., XXXI, 91-93).

<<

[108] «creía ver a Beatriz y vi a un anciano» (Par., XXXI, 59). <<

[109] «¿dónde está ella?» (Par., XXXI, 64). <<

[110]

«Oh mujer, en quien tengo mi esperanza,

y soportaste por mi salvación

que en el infierno dejaras tus huellas». (Par., XXI, 79-81).

<<

[111] La Blessed Demozel de Rossetti que había traducido la Vita nuova, también está desdichada en el paraíso. <<