La isla de Flatey, en el fiordo de Breidafjördur, ha aparecido en más de una ocasión como escenario cinematográfico, a menudo sustituyendo otros escenarios del país. En este caso, se presenta a sí misma y bajo su propio nombre, ya que esta historia tiene lugar en las islas del Breidafjördur en el año 1960.
Aquí tomaremos prestada la naturaleza, los pájaros, las focas, los peces, el viento, la calma, el aroma y los sonidos. Igual que los barcos y los embarcaderos, las casas y las gallinas, las vacas y los huertos de patatas. Pero no a sus habitantes. Los personajes de esta historia no están basados en la gente de aquellos años. Si alguien cree hallar ciertas similitudes con individuos reales, no se trata más que de una desafortunada coincidencia. Todo cuanto ocurre en esta novela es pura ficción. Aun así, quisiera agradecer a los habitantes, vivos o muertos, de esta isla que me hayan prestado semejante escenario.