Agradecimientos

Tengo que empezar dando las gracias a Keith, mi marido, que tuvo que aguantar una casa sucia, la falta de ropa limpia y mis cambios de humor mientras escribía este libro (y todos mis otros libros).

A mis tres fantásticos hijos, que comieron muchos perritos calientes, pizza y montones de cereales porque yo estaba encerrada escribiendo. Prometo que cociné un montón de platos en cuanto hube acabado.

A Tammara Webber y a Elizabeth Reyes, mis compañeras de crítica. Me las arreglé para convencer a estas damas de que se convirtieran en mis compañeras de crítica. ¡Ahora tengo la oportunidad de leer sus libros antes que nadie! Podría añadir un «es broma», pero bueno… no lo es. Me encanta su trabajo, así que tenerlas supone una gran ventaja. Sus ideas, sus sugerencias y sus ánimos hacen que el proceso de escritura sea mucho más sencillo. Son increíbles y no sé cómo lo hice antes para terminar un libro sin ellas.

También me gustaría dar las gracias a mi agente, Jane Dystel, que me convenció de que necesitaba un agente y me dio una oportunidad. Es magnífica y soy afortunada de contar con ella.

A Jennifer Klonsky y al resto del personal de Simon Pulse, que han sido fantásticos a lo largo del proceso. No hay nadie mejor en el mundo de la edición.

Mis chicas de FP. Prefiero no revelar qué significa FP porque mi madre podría leer esto y le provocaría un fallo cardíaco. Es broma… o no. Me hacéis reír, me escucháis cuando estoy que echo humo y siempre conseguís enseñarme algunos chicos guapos para alegrarme la vista. Sois mi pandilla. Lo que pasa en Nueva York, se queda en Nueva York, ¿verdad chicas?