Capítulo diecinueve

—Empieza por el principio, Ash, y cuéntamelo todo.

Era imposible explicárselo todo. Fijé la vista en la carretera mientras la camioneta de Beau se alejaba. Sawyer esperaba mi respuesta y el silencio entre los dos era atronador.

—Este verano, Beau y yo reavivamos nuestra amistad. Ya sabes que habíamos estado muy unidos. —Hice una pausa para tomar aire—. Él me comprende. Comprende mis majaderías y sabe que no soy perfecta por mucho que me esfuerce por serlo. Con Beau, puedo ser yo misma sin preocuparme de perder su amistad.

—Me cuesta creer que acariciarte la boca y devorarte con la mirada sean cosas de amigos.

—La única relación que puede haber entre él y yo es de amistad. Lo sabe perfectamente. Beau es afectuoso, toca los labios de muchas chicas.

Sawyer alzó las cejas con incredulidad, como si considerase que lo que estaba diciendo era absurdo.

—No sé si estamos hablando de la misma persona, pero Beau, mi primo Beau, no se dedica a mirar a nadie con deseo y ansia en los ojos como te miraba a ti. Eres demasiado ingenua para darte cuenta, pero confía en mí, Ash, te desea y voy partirle la cara.

Vaya, ésa no era la respuesta que buscaba. Tenía que echarme la culpa a mí, no a Beau. Tendría que redirigir su enfado.

—Estás malinterpretando la situación. Beau intentaba convencerme de que no siguiese adelante con lo que pensaba hacer hoy. Él cree que tú y yo estamos hechos el uno para el otro. Yo no estoy tan segura. Aún somos jóvenes y necesito un poco de espacio. No estoy preparada para considerar el matrimonio. La idea me asusta. Hay tanto por vivir. Beau cree que estoy cometiendo un error porque considera que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo que has visto es a tu primo intentando persuadirme de que no rompa contigo.

La expresión de asombro e incredulidad de Sawyer resultaba un poco insultante. ¿Por qué le costaba tanto creer que quería romper con él?

—¿Tú… tú… quieres romper conmigo?

Hizo un gesto de negación la cabeza y retrocedió para alejarse de mí. Se había puesto pálido, como si acabase de anunciarle que no podría volver a jugar al fútbol nunca más. Tampoco era el fin del mundo.

—Cuando estoy contigo me convierto en una farsante, Sawyer. No soy la chica buena que tú crees que soy. Amas a la falsa Ashton y me he esmerado por ser digna de ti durante mucho tiempo, pero estoy agotada. No me gusta devolver los estúpidos carritos de la compra a su lugar en el aparcamiento y no me gusta sentirme obligada a comportarme como una buena samaritana con cualquiera que pasa por ahí. A veces deseo echar a correr y preocuparme sólo por mí. Tengo mal genio y soy egoísta, además de una impostora. La chica a la que amas y con la que quieres casarte no existe.

Fue como si me hubiesen quitado un peso de encima. Volvía a respirar por primera vez en tres años.

—Eso no tiene ningún sentido —dijo Sawyer, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Tenía la libertad en la punta de los dedos y podía saborearla. Fue exasperante quedarme allí sin hacer nada, escuchando mientras él intentaba convencerme de que no sabía lo que estaba diciendo. Pero me sentía capaz de mantener el control: la verdadera Ashton tenía agallas.

—No, es la verdad. Quiero salir por ahí y pegarme el lote en el coche hasta perder el sujetador en el asiento trasero. Quiero levantarle el dedo corazón a Nicole cuando me mira mal en los pasillos del instituto. Y quiero ponerme mi biquini rojo y disfrutar de que los chicos me repasen con la mirada. No soy quien tú crees, nunca lo he sido y nunca lo seré.

Me acerqué a él y me puse de puntillas para plantarle un beso rápido en la mejilla. El olor familiar de su colonia hizo que el estómago me diese un vuelco a causa de la emoción. Le echaría de menos, pero no lo bastante como para convertirme en otra persona sólo para conservarlo a mi lado. Ahora me veía de otra forma. Se le notaba en la cara. La emoción que agitaba su mirada al verme por fin tal como yo era fue agridulce. Me di la vuelta con determinación y me dirigí a paso rápido hasta mi coche. Me marché sin mirar atrás.

Cuando aparqué, Leann estaba sentada en los escalones de entrada de la vieja residencia de ladrillo de tres pisos a la que había sido asignada. Desde el aparcamiento, pude ver que se estaba mordisqueando la uña del pulgar. Leann sólo se roía la uña cuando estaba nerviosa. Había sido muy vaga al explicarle la razón de mi visita. Necesitaba contárselo todo a alguien. Necesitaba vaciarme el pecho. Di un respingo al oír un golpe en la ventanilla, era Leann mordisqueándose la uña y con el cejo fruncido. Me obligué a sonreír y ella se apartó un poco para que pudiese salir.

—Te prometo que me han salido canas mientras te esperaba —comentó a la vez que tiraba de mí para abrazarme—. No puedo creer que hayas venido sin avisar a nadie.

Me aparté un poco y la miré a los ojos.

—Pero si eso aún no te lo he contado.

Puso sus grandes ojos marrones en blanco y me cogió del brazo para guiarme hasta su dormitorio.

—Corazón, en cuanto se dieron cuenta de que no ibas a regresar, recibí un mensaje de mi tía Linda, y después Kayla y Kyle lo colgaron en su muro de Facebook.

Resoplé y apoyé la cabeza en su hombro. Leann me dio una palmadita en el brazo y me condujo a un banco apartado bajo la sombra de un gran roble. Se dejó caer en el banco y señaló el espacio vacío a su lado.

—Venga, escúpelo. Nunca has sido objeto de ningún chismorreo. Tiene que ser interesante.

Me removí en mi asiento y observé atentamente las palmas de las manos. Admitirlo era una cosa, pero mirar a Leann a la cara mientras confesaba todos mis defectos era muy distinto. Habíamos sido amigas durante tres años y yo no había mencionado ni una vez la posibilidad de sentir la más leve atracción por Beau.

—Ya sabes que Beau y yo estábamos muy unidos de pequeños. —Decidí empezar por ahí, parecía la mejor opción.

—Dios mío, ¿me estás diciendo que tiene que ver con BEAU? ¿Beau Vincent?

Me encogí un poco y asentí con la cabeza sin mirarla.

—Sí, tiene mucho que ver con él.

Leann me tomó de la mano y su gesto me transmitió algo de consuelo.

—Este verano, Beau y yo empezamos a pasar tiempo juntos. Tú estabas con Noah o trabajando y Sawyer estaba fuera. Creí que sería una buena idea reavivar la amistad que habíamos compartido en el pasado.

Leann me apretó la mano para señalar que lo comprendía y me escuchó mientras le explicaba que habíamos jugado al billar en el bar donde trabajaba su madre, que fuimos a nadar al hoyo y vimos una película en mi casa, entonces me interrumpí, consciente de que lo que iba a explicarle a continuación no sería tan fácil de comprender. Al fin y al cabo, yo era una chica buena.

—Esa noche, en la plataforma trasera de su camioneta, Beau y yo… nosotros… —Tragué saliva y cerré los ojos con fuerza—. Nos acostamos.

Leann me soltó la mano y me pasó el brazo por la espalda.

—Vaya —fue su única respuesta.

—Lo sé. No fue la única vez, y aunque sé que no volverá a pasar… Creo… Creo que le amo. Quizá siempre le quise. No. Sé que siempre le quise. Cuando estoy con él, siento cosas que nunca he sentido por Sawyer. Puedo ser yo misma. No tengo que fingir. Beau conoce mis peores defectos.

—El corazón desea lo que el corazón desea. No podemos evitarlo —dijo Leann.

Suspiré y levanté los ojos para mirarla. Las lágrimas sin derramar me nublaban la visión.

—Pero he arruinado su vida. Él sólo tenía a Sawyer. No me malinterpretes, yo fui a por Beau. Cuando lo pienso, me doy cuenta de ello. Todo esto es por mi culpa. No debí interponerme entre los dos.

Inhalé con fuerza y hundí la cabeza en su hombro.

—Beau podría haberse negado. Sabía perfectamente que estaba destruyendo su relación con Sawyer con cada momento que pasaba contigo. No cargues tú sola con toda la culpa.

El tono severo de Leann me hizo llorar con más intensidad. Beau necesitaba a Sawyer. Quizá no lo comprendía, pero le necesitaba. Tenía que arreglarlo de alguna manera.

—¿Cómo lo soluciono? ¿Cómo puedo ayudarle a recuperar a Sawyer?

—Tú no lo puedes solucionar. Beau sabía lo que hacía, Ash. Te escogió a ti antes que a Sawyer. Ahora tienes que dejar marchar a Sawyer; ¿vas a escoger a Beau?

Me sequé las lágrimas de las mejillas y levanté la vista para mirarla.

—Escogerle provocaría que toda la ciudad le odiase. Se convertirá en el tipo que le robó la novia a Sawyer. No puedo hacerle eso.

Leann se encogió de hombros.

—Dudo mucho que a él le importen los demás. Lo dejó claro cuando decidió que lo que quería hacer era verse a hurtadillas con la novia de su primo. Tiene que quererte, Ash. Nunca en la vida habría creído que Beau haría algo que hiriese a su primo. Le quiere de verdad. Eso sólo puede significar que te quiere más a ti. —Alargó la mano y me dio unas palmaditas en el hombro—. La cuestión es si tú le amas con la misma pasión. ¿Estás dispuesta a enfrentarte a tu familia y al resto de la ciudad para estar con él?