Sawyer
Esto no podía salir bien. Me maldije a mí mismo por actuar como un imbécil. Abrí de un tirón la puerta de la furgoneta y me dispuse a entrar cuando Beau aparcó su coche detrás de mí. Perfecto. Justo lo que no necesitaba. Tenía que hacerme a la idea de que había besado a Lana, no encontrarme con mi hermano y Ash.
La puerta de la furgo se abrió de golpe y él salió disparado con una mueca furiosa. ¿Y ahora qué le pasaba?
—Más te vale tener una buena excusa para aparcar en casa de Ash.
Adaptarme al hecho de que Beau se había convertido en un cavernícola por culpa de una chica había sido casi tan difícil como verlo con Ashton. Beau no había sido celoso hasta que consiguió a la chica de sus sueños. Entonces se convirtió en todo un pirado.
—Acabo de dejar a Lana —respondí, devolviéndole la mirada. No me asustaban sus tonterías de tipo duro. Me había metido en más peleas con él de las que podía contar.
Mi respuesta le confundió, porque arqueó una ceja y se volvió para mirar a Ashton, que estaba saliendo del coche.
—¿Ya está aquí? —chilló, bajando de un salto antes de que Beau pudiese atraparla—. ¿Te acuerdas que te dije que Lana venía esta noche?
Le ofreció una gran sonrisa a Beau y luego me miró.
—¿Por qué…? ¿Cómo es que la has traído tú?
Ash era adorable cuando estaba confundida.
—Nos encontramos cenando en Wings —respondí—. Me ofrecí a llevarla para ahorrarle el viaje a su amiga.
El ceño fruncido de Ashton volvió a convertirse en una sonrisa. Me gustaba hacerla sonreír, siempre me había gustado.
—¡Gracias! Qué bien que la encontrases. —Ash se dio la vuelta, envolvió a Beau en un abrazo y le plantó un sonoro beso en los labios antes de soltarlo y dar un paso atrás—. Tengo que entrar. Hace meses que no la veo. Llámame luego.
Él le cogió la mano, le dio la vuelta con la palma hacia arriba y luego la besó y la lamió. Qué asco, no quería ver eso.
—Sí, te llamaré cuando me meta en la cama. —Su voz se volvió más ronca de lo normal y juraría que oí a Ashton suspirar. Había visto más de lo que hubiese querido. Me dispuse a subir a mi furgoneta.
—Sawyer, espera. —La orden de Beau me detuvo. Sólo quería marcharme, pero él me cerraba el paso y no podía escapar.
Ashton entró corriendo en la casa y en cuanto hubo cerrado la puerta, Beau me miró y dijo:
—Lo de esta noche. No vuelvas a hacerlo. Han pasado seis meses y Ashton se esfuerza por ser amable contigo. Si vuelves a hablarle así, te voy a partir la cara.
Era de esperar, una amenaza en lugar de una disculpa. Pero tenía razón, había sido un imbécil con Ashton. No quería apartarlos a los dos de mi lado. Ellos me conocían mejor que nadie; habían sido mis amigos toda mi vida. Compartíamos un secreto y compartíamos recuerdos. Ambas cosas formaban un vínculo tan fuerte que había renunciado a Ash casi sin oponer resistencia para conservarlo.
—Tienes razón. He sido un idiota. Me disculparé con ella la próxima vez que la vea.
Beau parecía haberse calmado. Su mirada regresó a la ventana iluminada. Las chicas estarían charlando dentro y me pregunté si tendría otra cosa de la que disculparme la próxima vez que la viese. Porque si Lana le contaba lo del beso, Ash se iba a cabrear. No porque hubiese besado a Lana, sino porque después me había comportado como un verdadero sinvergüenza.
—Bien. —Beau se dirigió a su furgoneta, pero se detuvo—. Eh, ¿vienes a jugar al billar?
—¿La tía Honey está trabajando?
—Sí.
Eso significaba cerveza gratis. Asentí.
—Te sigo.
Lana
Apenas había cruzado la puerta cuando Ashton apareció corriendo y gritando de alegría. Agilizó la bienvenida de sus padres y sus preguntas sobre los míos y me condujo a su habitación. Cerró la puerta y se volvió con una gran sonrisa en la cara.
—¡Me alegro tanto de que estés aquí!
Su largo cabello rubio le colgaba suelto por la espalda y su bronceado ya era perfecto. ¿Cómo lo hacía? ¿Cuánto llevábamos de verano? ¿Una semana? Compartíamos los mismos ojos verdes. Eso era todo. Cuando era pequeña, la odiaba. No porque fuese mezquina, sino porque parecía una muñeca Barbie. En respuesta, la cruel había sido yo.
—Yo también —respondí mientras se dejaba caer en la cama, a mi lado. Escapar de mi madre y de sus constantes quejas sobre mi padre había sido un gran alivio. Habían estado oficialmente divorciados durante tres meses, pero mi madre seguía despotricando de él todos los días.
—Lo vamos a pasar bomba. Mañana es el cumpleaños de Kayla Jenkins y va a celebrar una gran fiesta en su casa. Cada año lo hace. Te encantará, y así conocerás a todo el mundo. Beau y yo también hemos estado hablando de ir de acampada. Puede que vayamos una semana al parque natural de Cheaha. Invitaremos a Sawyer porque el senderismo es lo suyo, y a más gente. Tú también vendrás, claro. Y Leann pasará todo el verano en la playa en casa de su abuela, así que le dije que iríamos una semana a visitarla.
Me costó forzar una sonrisa, pero lo conseguí. Empujé la reacción de Sawyer después de nuestro beso hasta el rincón más oscuro de mi mente y me concentré al máximo en charlar con Ashton.
—Suena divertido. Me apunto a todo —le aseguré.
Ashton se inclinó hacia delante, tocándome el pelo y examinándome el rostro. Entonces, sus labios sonrieron ampliamente.
—Llevas maquillaje y el pelo más oscuro… —estudió mi falda y mi top—. Y ropa moderna.
—Decidí que había llegado la hora de cambiar —respondí, incapaz de reprimir mi sonrisa.
—Bueno, estás increíble.
Ashton se puso de pie y empezó a quitarse las botas vaqueras que llevaba. Las había conjuntado con un vestido de tirantes negro que apenas llegaba a medio camino de las rodillas. Era como si Dios hubiese decidido probar a hacer a alguien perfecto y hubiese escogido a Ashton para su experimento.
—Sawyer dice que te ha traído a casa. ¿Cómo le has visto? ¿De buen humor?
No estaba segura de cómo me sentía sabiendo que Ashton todavía se preocupaba por Sawyer. No esperaba esto cuando planeé pasar el verano aquí. Habían transcurrido seis meses desde la ruptura. La gente normal lo superaba después de seis meses, ¿no? Ahora estaba con Beau. ¿No tendría que ser agua pasada?
—Estaba, mmm…, bien.
Vale, era mentira, pero quería protegerlo de ella. Seguro que Sawyer no quería que Ashton supiese que seguía estando afectado por lo que había pasado con Beau.
Soltó un suspiro y volvió a dejarse caer en la cama, dobló las piernas y me miró.
—Bien. Beau y él han intercambiado unas cuantas palabras en la fiesta de esta noche. Tuve que saltar encima de Beau para separarlos. Por eso Sawyer se marchó y acabó en Wings.
No les había visto pelearse desde niños. No seguirían riñendo por Ashton, ¿no?
—¿Qué ha pasado? —pregunté a sabiendas de que la respuesta no me iba a gustar.
—Tonterías. A Beau no le ha parecido bien el modo en que me ha hablado Sawyer. No ha sido nada, pero Beau se ha enfadado y se ha puesto a la defensiva. Aún no han encontrado cómo lidiar con el hecho de que yo estoy en medio.
La última vez que había estado sentada en su cama hablando de los Vincent, le dije que tenía que dejarlos marchar, aunque sabía que no sería capaz de hacerlo. Eran una parte demasiado importante de su vida. Especialmente Beau.
—¿Sawyer sale con alguien? —pregunté, intentando sonar indiferente.
Ashton soltó una breve risa.
—Ojalá.
Qué raro. Sawyer era guapísimo, tenía talento, era atlético, educado, gracioso… ¿Cómo era posible que alguien así pasara seis meses sin encontrar novia?
—¿No ha tenido ni una cita?
Ashton se encogió de hombros y apoyó la barbilla en las rodillas, rodeando las piernas con los brazos.
—Creo que una o dos. No estoy segura. La verdad es que no pregunto. Sawyer se sigue comportando de forma extraña conmigo y Beau se pone muy territorial cuando le menciono. No le gusta demasiado que hable de él.
Qué situación tan triste para Sawyer. Ashton había sido parte importante de su vida desde que tenía doce años, pero ya no podía hablar con ella si Beau estaba cerca. Por mucho que deseara que Sawyer se olvidase de mi prima, no me gustaba la imagen que se había formado en mi cabeza. Sawyer, completamente solo, me preocupaba. No se lo merecía. Había sido muy bueno con los dos.
Welcome to the Jungle empezó a sonar, y Ashton cogió su móvil.
—No es posible que ya estés en la cama —ronroneó al teléfono. Tenía que ser Beau.
—¿De verdad? Me alegro de que hayáis salido juntos.
Eso me llamó la atención. Me estudié las uñas, intentando fingir que no me moría de curiosidad.
—Yo también te quiero. Ten cuidado y recuerda que no bebe a menudo, así que asegúrate de que llega bien a casa.
¿Sawyer estaba bebiendo?
¿Con Beau?
Mi prima sonrió.
—No, yo te quiero más.
Por favor…
—Dejaré el teléfono junto a la almohada. Llámame cuando llegues a casa.
Ashton levantó la vista para ofrecerme una sonrisa brillante.
—Sí, nos estamos poniendo al día. Vale, te quiero. Adiós.
Dejó el teléfono en su falda y soltó un suspiro de felicidad.
—Sé que no te gusta cómo fueron las cosas y que Sawyer se llevase la peor parte, pero quiero tanto a Beau, Lana… Lo repetiría todo otra vez. No soporto hacer daño a Sawyer, de verdad, pero nunca había sido tan feliz. Beau es maravilloso.
Su voz sonó tan romántica que tuve que reprimir el impulso de poner los ojos en blanco.