24 de diciembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín
Mi querida Nora, acabo de enviarte un telegrama con el hermoso motivo del último acto de la ópera que te gusta tanto, Werther: «Nel lieto di pensa a me». Y como era demasiado tarde para mandar dinero, le di una libra a mi socio Rebez y le dije que pusiera un telegrama a Caris, en Trieste, para que pagara inmediatamente veinticuatro coronas a la Signora Joyce. Cariño, espero que pases una feliz Navidad.
Ahora, querida, espero que Stannie me mande todo lo que pueda para el día primero, para poder viajar.
Querida, estoy terriblemente excitado. He estado todo el día en el cinematógrafo, en medio de la vertiginosa multitud navideña. Había allí un joven policía en misión especial. Cuando terminamos, lo llevé arriba para ofrecerle algo de beber, y resultó que era de Galway, y que sus hermanas estuvieron contigo en el Presentation Convent. Le divirtió oír dónde había terminado Nora Barnacle. Dijo que te recordaba en Galway, una hermosa muchacha con rizos y un caminar orgulloso. ¡Dios mío, cuánto sufrí, Nora! Pero no podía dejar de hablarle. Parece un joven educado. Imaginé a mi amor, a la que yo quiero, mi reina, mirándole a él. Tenía que hablarle porque era de Galway, pero, ¡oh, cuánto sufrí, querida! Estoy terriblemente excitado. No sé lo que escribo. Nora, deseo regresar a ti. Olvida a todo el mundo menos a mí. Estoy seguro de que en Galway hay mejores tipos que tu pobre amante, pero, oh, querida, un día verás que yo seré algo en mi país. ¡Me siento tan inquieto y excitado! Te mando el nombre de sus hermanas. Vi que se asombraba de cómo habías terminado. Pero, Dios mío, si pudiera te daría todos los reinos de este mundo. Oh, querida, tan celoso del pasado como soy y, sin embargo, me muerdo las uñas de excitación cuando veo a alguien de la extraña y agonizante ciudad del oeste en la que mi amor, mi hermosa flor silvestre de los setos, pasó sus alegres años juveniles. Nora querida, ¿por qué no estás aquí para consolarme? Estoy tan excitado que debo terminar esta carta. Me quieres, ¿no es así, pequeña novia mía? ¡Oh, cómo me has entrelazado alrededor de tu corazón! ¡Sé feliz, amor mío! madrecita mía, tómame en el oscuro santuario de tu seno. ¡Querida, protégeme del mal! Soy demasiado infantil e impulsivo para vivir solo. ¡Cariño, ayúdame, reza por mí! ¡Esta noche estoy tan, tan desamparado!
JIM