18 de noviembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín
Esta noche no me atrevo a dirigirme a ti con ningún sobrenombre. Desde esta mañana cuando leí tu carta, me he sentido todo el día como un perro callejero que ha recibido un latigazo entre los ojos. He estado despierto durante dos días enteros deambulando por las calles como un sucio canalla cuya querida le hubiera apaleado y echado de su puerta.
Escribes como una reina. Recordaré siempre, mientras viva, la serena dignidad de esa carta, su tristeza y desdén, y la total humillación que me produjo.
He perdido tu estima. He malgastado tu amor. Déjame, entonces. Llévate a tus niños de mí para protegerlos de la maldición de mi presencia. Déjame hundir de nuevo en el fango del que provengo. Olvídame a mí y a mis palabras vacías. Regresa a tu propia vida y déjame ir solo a mi ruina. No es bueno para ti vivir con una bestia vil como yo, o permitir que mis manos toquen a tus niños.
Actúa con el coraje con que siempre lo has hecho. Si decides dejarme por repugnancia, lo soportaré como un hombre, sabiendo que lo merezco mil veces, y te pasaré dos tercios de mis ingresos.
Ahora empiezo a verlo. He matado tu amor. Te he llenado de aversión y desprecio hacia mí. Déjame ahora con las cosas y compañeros a los que era tan aficionado. No me quejaré. No tengo derecho a quejarme o a levantar nunca más mis ojos hacia ti. Me he degradado por completo a tus ojos.
Déjame. Para ti es una vergüenza y una denigración vivir con un pobre desdichado como yo. Actúa con valor y abandóname. Tú me has dado las mejores cosas de este mundo, pero únicamente echabas margaritas a los cerdos.
Si me abandonas viviré siempre con tu recuerdo, para mí más sagrado que Dios. Rezaré en tu nombre.
Nora, recuerda algo bueno del pobre desgraciado que te mancilló con su amor. Piensa que tus labios le han besado, que tu pelo ha caído sobre él y que tus brazos le han estrechado contra ti.
No firmaré nada con mi nombre, pues es el nombre con el que me llamabas, me respetabas y me ofrecías tu tierna alma joven para herirla y ultrajarla.