7 de agosto de 1909

44 Fontenoy Street

Son las seis y media de la mañana y hace frío mientras escribo. Apenas he dormido en toda la noche. ¿Es Giorgio hijo mío? La primera noche que dormí contigo en Zurich fue el 11 de octubre y él nació el 27 de julio. Esto hace nueve meses y diecisiete días. Recuerdo que aquella noche hubo muy poca sangre… ¿Te habías acostado con alguien antes de hacerlo conmigo? Me habías contado que un cierto Hallohan (un buen católico, claro, cumpliendo siempre sus deberes de Semana Santa) quería tenerte, cuando estabas en el hotel, usando lo que llaman un «condón». ¿Llegó a hacerlo? ¿O le permitiste sólo que te acariciara y te tocara con sus manos?

Dime. Cuando estabas con el otro (un «amigo» mío) en aquel prado cerca del Dodder (las noches en que yo no estaba allí), ¿estabas tendida cuando lo besabas? ¿Le pusiste tu mano como hiciste conmigo en la oscuridad y le dijiste como a mí, «qué es esto, cariño»? Un día caminé arriba y abajo por las calles de Dublín sin oír otra cosa que estas palabras, repitiéndolas una y otra vez y permaneciendo quieto para escuchar mejor la voz de mi amor.

¿Qué pasará ahora con mi amor? ¿Cómo voy a ahuyentar el rostro que aparecerá ahora entre nuestros labios? ¡Noche por medio en las mismas calles!

He sido un loco. Siempre creí que sólo te dabas a mí, y estabas dividiendo tu cuerpo entre el mío y el de otro. Aquí en Dublín circula el rumor de que yo he recogido las sobras de otro. Quizás se ríen cuando me ven pasar con mi hijo por las calles.

¡Oh, Nora! ¡Nora! ¡Nora! Ahora estoy hablando a la muchacha que amé, que tenía el pelo castaño rojizo, y que se acercó tranquilamente a mí, me tomó entre sus manos y me hizo un hombre.

Marcharé a Trieste tan pronto como Stannie me mande el dinero, y luego veremos qué es lo mejor que podemos hacer.

Oh, Nora, ¿hay alguna esperanza para mi felicidad?

¿Quedará mi vida destrozada? Aquí dicen que me estoy consumiendo. Si pudiera olvidar mis libros y mis hijos, olvidar que la muchacha que amé me era infiel, y recordarla sólo como la vi con los ojos de mi amor juvenil, me iría contento de la vida. ¡Qué viejo y miserable soy!

JIM