6 de agosto de 1909

44 Fontenoy Street, Dublín

Nora, ni yo ni Giorgio vamos a ir a Galway.

Voy a renunciar a los asuntos por los que vine y que esperaba que pudieran mejorar mi posición.

He sido sincero en lo que te he dicho de mí. Tú no lo has sido conmigo.

Cuando solía encontrarte en la esquina de Merrion Square y pasear contigo y sentir tu mano tocarme en la oscuridad y oír tu voz (¡Oh, Nora! Nunca oiré otra vez esa música, pues nunca volveré a confiar), cuando te encontraba noche por medio tenías una cita frente al Museo con un amigo mío, ibas con él por las mismas calles, siguiendo el canal, pasada la «casa de las escaleras», a lo largo de la orilla del Dodder. Te quedabas con él: él te rodeaba con su brazo y tú inclinabas tu cara y le besabas. ¿Qué otra cosa hacían juntos? ¡Y a la noche siguiente me encontrabas!

Lo he oído de sus labios hace sólo una hora. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, lágrimas de tristeza y mortificación. Mi corazón, lleno de amargura y desesperación. Sólo veo tu rostro al inclinarse para encontrarse con el otro. Oh, Nora, compadécete por lo que ahora estoy sufriendo. Lloraré días enteros. ¡Se ha roto mi fe en el rostro que amaba! Oh, Nora, Nora, apiádate de mi pobre desdichado amor. No puedo llamarte con ningún nombre querido pues anoche supe que el único ser en quien creía no me era fiel.

¿Se ha acabado todo entre nosotros, Nora?

Nora, escríbeme, en consideración a mi amor muerto. Los recuerdos me atormentan.

Escríbeme, Nora, te amaba: y tú has roto mi fe en ti.

Oh, Nora, soy desdichado: Lloro por mi desgraciado amor.

Escríbeme, Nora.

JIM