Todavía siento un cosquilleo cuando Kenji y Winston vuelven a irrumpir en la habitación.
—¿Y cómo se supone que este traje me va a hacer la vida más fácil? —le pregunto a quienquiera que desee responderme.
Pero Kenji se ha quedado petrificado, mirándome descaradamente. Abre la boca. La cierra. Se mete las manos en los bolsillos.
Winston interviene.
—Se supone que tiene que ayudarte con el tema de tocar —me dice—. No tienes que preocuparte de si vas tapada de pies a cabeza en este clima tan impredecible. La tela está diseñada para mantenerte fresca o abrigada en función de la temperatura. Es ligera y deja pasar el aire para que tu piel transpire. Te protegerá de hacerle daño a alguien sin querer, pero también te permitirá tocar a alguien… intencionadamente. Por si alguna vez lo necesitaras.
—¡Es increíble!
Sonríe. Ampliamente.
—De nada.
Examino el traje más de cerca. Me doy cuenta de algo.
—Pero tengo las manos y los pies completamente desprotegidos. ¿Cómo…?
—¡Vaya! —interrumpe Winston—. Casi se me olvida. —Corre hacia el armario y saca un par de botines negros sin tacón y un par de guantes que me llegan al codo. Me los entrega. Examino el suave cuero de los accesorios y me maravillo de lo elásticas y flexibles que son las botas. Podría hacer ballet o correr un quilómetro con ellas—. Deberían irte bien. Son lo que falta para completar el equipo.
Me los pruebo y flexiono los puños, me pongo de puntillas, deleitándome con mi nuevo atuendo. Me siento invencible. Por primera vez en mi vida, desearía tener un espejo. Miro de Kenji a Adam y de Adam a Winston.
—¿Qué opinas? ¿Te va… bien?
Kenji hace un ruido extraño.
Winston parece aburrido.
Adam no puede dejar de sonreír.
Ambos seguimos a Kenji y a Winston fuera de la habitación, pero Adam se detiene para sacarme el guante de la mano izquierda. Me toma la mano. Entrelazamos los dedos. Me ofrece una sonrisa que consigue llegarme al alma.
Miro a mi alrededor.
Flexiono el puño.
Noto que la tela me abraza la piel.
Me siento increíblemente bien. Me noto los huesos rejuvenecidos, la piel vibrante y saludable. Tomo grandes bocanadas de aire y lo saboreo.
Las cosas están cambiando, pero esta vez no tengo miedo. Esta vez sé quién soy. Esta vez he tomado la decisión correcta y lucho en el bando correcto. Me siento segura. Confiada.
Incluso emocionada.
Porque esta vez
estoy preparada.