EL ARTE AGRARIO DE LA POLÍTICA

Varios montones de documentos leídos y releídos, clasificados, forman el skyline de mi mesa de trabajo. Con ellos podría escribir un segundo libro. Vinieron en varias tandas en mi maleta de equipaje, desde Córdoba a Bilbao.

—¿Qué sensación tienes cuando miras estos documentos que forman parte de las últimas décadas de tu vida, mirando desde el ahora al ayer inmediato?

—Cuando veo estos documentos que se han ido elaborando, que se han ido aprobando (algunos ni se han debatido en las organizaciones a las que iban dirigidos), cuando miro, por ejemplo, los materiales que publicaba el área de economía de IU, dirigida por Salvador Jové, Martín Seco y otros compañeros economistas, tengo la sensación de que tanto esfuerzo, tanta brillantez, ha sido después despilfarrado. Haré una afirmación que seguramente dolerá. Creo que no hemos estado a la altura ni los dirigentes ni una parte de la organización del proyecto de Izquierda Unida que un día la pusimos en marcha. Era algo que tenía vuelo largo, vuelo alto, pero enseguida vinieron las menudencias, las de la coyuntura inmediata, las luchas intestinas, las miserias, otros intereses. Tristeza, que no amargura, porque ahí está el trabajo. Algún día alguien lo recogerá, lo leerá, sacará sus conclusiones, lo analizará, lo criticará. Lo estoy diciendo desde una predisposición mía, racional, sin acusar en el sentido judicial ni moral del término. Me limito a describir. A describir, sí, porque el origen de nuestros males está ahí. De una parte, lo llamaría frivolidad. Abordar la política como algo de la coyuntura, que solo se dirime en medios de comunicación, y en los procesos electorales, y no se mantiene el discurso como palabras y propuestas en el tiempo. En la cadencia del tiempo de la política como arte agrario.

—El 6 de junio de 2012 se interpuso Venus entre el Sol y la Tierra, lo cual no volverá a ocurrir hasta el año 2117. Me pregunto qué tendrá que ocurrir para que se vuelva a producir la magia de aquel mes en el que recorriste más de cien mil kilómetros en coche por Andalucía, primero con Cerrato, y luego con Francisquín (con todo lo que supuso Convocatoria, nacimiento de Izquierda Unida…). ¿Tendrán que pasar muchos años para esa «conjunción estelar»?

—Pasarán años… a no ser que haya otra forma de presentarlo. En el actual panorama, con internet de por medio, existen mil y un maneras de manifestarse. Hay gente que ofrece conferencias por Internet, gente que escribe. Hay muchas voces, pequeñas, mayores, conjuntadas o no, han surgido las mesas de convergencia, el 15-M, la Izquierda Plural, antes surgió Socialismo 21, etc. Es decir, mil y una manifestaciones de lo mismo. En los ochenta no había nada. Ahora hay muchas voces. Tantas… tantas. Pero sin vocación de unirse.