ANGUITA, COLUMNA EN EL BELLAS ARTES

Ante unas ochocientas personas que abarrotaron una sala del Círculo de Bellas Artes, en Madrid, Julio Anguita puso el 10 de febrero de 2013 su bagaje político su honestidad intelectual al servicio del Frente Cívico-Somos Mayoría (FCSM).

Lejos del tono mitinero, hablando de las «pequeñas cosas que nos inquietan», esbozó apenas la situación de emergencia nacional que sufrimos (alto nivel de desempleo, desahucios, un gobierno que obedece a los mercados, el desamparo social), para asegurar que «hemos de luchar por todo esto, que es lo concreto, lo perentorio, lo inmediato. Encontremos de manera colectiva, entre todos, esa manera de luchar».

No se trataría tanto de llegar al gobierno —de hecho descartó que el Frente Cívico vaya a concurrir a las elecciones—, sino de enfrentarse al verdadero poder que en España, señaló, se llama Emilio Botín (BS), Francisco González (BBVA), la banca alemana y las multinacionales, entre otros.

Un lamento atravesó la estancia cuando Anguita pintó el difícil panorama de estos tiempos complejos, a los que enfrentó sentido de la justicia, ética, coraje cívico y conciencia social.

«Hoy somos muchos “yo”, muchos “yoes” —dijo—, y necesitamos una conciencia social: el nosotros; otros valores, seres pensantes comprometidos con un nuevo contrapoder organizado, un contrapoder que precisa de actitudes como la del sereno Mahatma Gandhi: una fuerza tranquila que va como una locomotora y que nadie puede parar. A la violencia del Estado, contrapondremos nuestra serenidad, una no violencia activa y el programa que necesita la inmensa mayoría».

Así podríamos haber recogido, en unas líneas, aquella mañana en la que Julio Anguita presentó con Juan Carlos Monedero y Víctor Ríos el Frente Cívico en el Salón de Columnas del Bellas Artes, mientras escuchamos una parte de la «Oración de un desocupado», de Juan Gelman:

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,

que me muero de hambre en esta esquina,

que no sé de qué sirve haber nacido,

que me miro las manos rechazadas,

que no hay trabajo, no hay,

bájate un poco, contempla

esto que soy, este zapato roto,

esta angustia, este estómago vacío,

esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre

cavándome la carne,

este dormir así,

bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido,

te digo que no entiendo, Padre, bájate,

tócame el alma, mírame

el corazón…