EL RETO DE LA SOLEDAD

—No solo, pero pareciera que estamos contando la historia de un fracaso.

—En absoluto, IU fue la apuesta del PCE aunque no de todo el PCE. Una de las características más definitorias de ella es la elaboración colectiva. La práctica eliminación de esa función esencial ha disminuido la capacidad de hacer alianzas en el seno de la sociedad. En algunas organizaciones de IU se planteó con crudeza el problema que en el fondo latía y sigue latiendo. ¿Pueden las personas y colectivos que elaboran los programas conjuntamente con nosotros decidir sobre alianzas, funcionamiento en las instituciones, pactos y formas de hacer política? ¿Son las áreas de elaboración unos simples gabinetes de asesores áulicos o el mecanismo de participación vía conocimiento y propuesta? Según sea la respuesta así será la IU resultante.

Creo que desde hace bastante tiempo se prefirió que la elaboración colectiva fuese el mecanismo de concitar apoyos técnicos a los cargos políticos. Ahí comenzó el mal. Cuando una organización se transforma en las instancias definitorias del proyecto, este acaba por disecarse. Cualquier nivel de dirección debe ser motor de pensamiento, pero también y simultáneamente capacidad coordinadora de los impulsos y propuestas que llegan desde abajo, incluidos los que se derivan de la elaboración de programas y los valores inherentes a esos programas.

—Desde el principio te atravesaron varias soledades en Madrid. ¡Cómo evaluar la soledad política! ¿Eras el hombre solo?

—La persona que por principio y método cuestiona casi todo es una persona avocada a la soledad. Pero hay que aceptar el reto de pensar por uno mismo.

—¿Hay alguna referencia más cercana de esto que estás diciendo?

—En el año 2008 redacté una propuesta sobre IU que llevé a la dirección del PCE. Su título era significativo: «No hay tiempo para más dilaciones». Ese documento constaba de dos partes, una crítica (en el sentido etimológico del término, que no es otro que el de análisis) y otra propositiva. En la segunda proponía una serie de medidas tendentes a la refundación de IU; entre ellas la del relevo escalonado de todas las direcciones y volver a concebir a IU como movimiento político y social en el cual la elaboración colectiva fuese su seña de identidad más precisa. La Conferencia del PCE lo consideró un elemento muy importante para su debate; es decir, lo autorizó como propuesta. Con ese respaldo convoqué en Córdoba una asamblea, dando a conocer la propuesta. Al aire de la misma se formó una corriente organizada de opinión que iba creciendo en importancia numérica. En la siguiente Asamblea Federal de IU el documento fue ignorado y a cambio se le encargó al compañero Enrique de Santiago que pusiese en marcha la refundación de IU. Saludé personalmente la decisión y esperé. Al poco tiempo Enrique preparó un documento que, como el mío, duerme el sueño de los justos. He dicho muchas veces que si se aprueban las propuestas y luego no se desarrollan y cumplen, el proponente está sobrando.

—¿Cuál es la lección de la historia de Izquierda Unida?

—Que los grandes principios, los grandes proyectos, cuando se institucionalizan se transforman en una simple iglesia en la que los teólogos y los creyentes están sobrando porque los sacristanes toman el poder.