Al dejar la secretaría general del PCE y la coordinación general de IU, a partir del año 2000, Anguita aún permaneció un tiempo en la dirección de la coalición y en la del partido, que se reunían cada tres meses. El día 30 de octubre de ese año preparaba las maletas para volverse a Córdoba. Había sido coordinador general de IU hasta el día anterior (siendo sustituido en la VI Asamblea Federal por Gaspar Llamazares). Al día siguiente, cuando cargaba el automóvil para viajar definitivamente a Córdoba, escuchó en la radio que ETA había puesto una bomba.
—Rápidamente me dirigí hacia el teléfono para llamar al Ministro del Interior y… de pronto me di cuenta, preguntándome «pero ¿qué haces?, ya no eres el coordinador general de IU». Esa especie de síndrome dura unos meses, pero afortunadamente pasa y uno se instala en la tranquilidad. Es cierto que piensas que las cosas podrían hacerse de otra manera. Por eso decidí imponerme la disciplina de permanecer dos años en silencio sin hacer declaración pública alguna.
»Ya libre de ataduras de los cargos, mi primera militancia fue la Unidad Cívica por la República, retomando mi vieja aspiración republicana. Después de eso se crea en Córdoba el Colectivo Prometeo para la lucha intelectual, escribir artículos, promover encuentros, debates, foros, conferencias.
»Me gusta el nombre de Prometeo por lo que representa. El titán que les roba el fuego a los dioses para entregárselo a los seres humanos. Esa es la figura. Les roba el saber a los dioses para entregárselo a los humanos. Los dioses serían el poder en todas sus manifestaciones. Incluso el poder administrativo y gerencial, no solo el inmenso poder, no, el de cualquiera que detente algo de poder y lo quiera solo para sí. El poder del que gestione algo y tenga un poder de información. Entiendo que la información es poder. Entonces el mito de Prometeo, nuestro colectivo, es para que la gente sepa. Esto es una constante en toda mi vida.
»El siguiente colectivo al que pertenezco es Socialismo 21. Pedro Montes, uno de sus dirigentes, me pidió que lo presentase y diese a conocer en Córdoba. Al PCA no le gustó y recibí algunos reproches. Mi respuesta fue contundente: «Socialismo 21 es un colectivo que respeta la militancia política de sus miembros y además impulsa el debate, la lectura y el análisis de la actividad política y sindical, he tenido que buscar fuera de mi casa lo que en ella no encuentro». Esa carencia es hoy el denominador común de las fuerzas políticas y sindicales. Simultáneamente, en esa época, entro a formar parte de Córdoba Laica. Cuando se presenta la Mesa de Convergencia también les muestro mi apoyo. En todos los sitios en los que ha habido una brecha de combate ahí he estado yo. A todas esas militancias me entrego, y a algunas más.
—¿Quiénes son Prometeo y que encarnan?
—Todos aquellos que ponen su conocimiento o el método para acceder a él al servicio de la sociedad. Los que comparten su fuego. Los que dan su fuego y les dicen a los demás «sois los encargados de mantenerlo». Es decir, no vengo a alumbraros yo. No se trata de ser un libertador, no, sino de trasmitir ese fuego, esa luz.
Fueron muchas las conferencias que Julio Anguita impartió durante la primera década del siglo XXI. Al principio creyó que había receptividad. Un día se dio cuenta de que lo que realmente hacía, sin querer, era dar un espectáculo.
—En cierta ocasión escuché a uno de estos grandes divos de la ópera —no sé si fue a Plácido Domingo— decir que cuando cantan les gustaría pensar que entre el público allí habrá alguien que acabará estudiando canto, pero «solo me aplauden». A mí también me aplauden, pero mi ego estaba ya harto de eso. Si intervengo, si hablo y acudo a donde me llaman es porque creo que de esta manera estoy sembrando; después constato que casi siempre cae en terreno totalmente árido. Ahí ya no hay satisfacción.
—En todos estos años, ¿hace ahora más frío que nunca? ¿Necesitamos más fuego que nunca?
—Sí, lo creo, estamos llegando al cero absoluto. Hace más frío que nunca.