EUROPA LO ATRAVIESA TODO

Podemos recordar cuando se hablaba de la construcción europea, de la unión política… y hoy simplemente es una moneda única, ni siquiera una fiscalidad única.

El tema de Europa atravesándolo todo. En una unidad política claro que hace falta una moneda única, pero no se consigue empezando por el euro, sin ni siquiera tener un mercado único. Porque, sin política fiscal común, ¿cómo convivir en el dumping fiscal? Lo que se está vendiendo hoy es propio de unas rebajas políticas. Se venden unas ideas y la gente las compra.

El Tratado de la Unión Europa fue firmado en la ciudad holandesa de Maastricht el 7 de febrero de 1992, entrando en vigor el 1 de noviembre de 1993. El tratado se presenta como la piedra angular en el proceso de integración europeo, ofreciendo una vocación de unidad política entre los países miembros. Fue en Maastricht donde se adoptó la decisión de crear una moneda única, el euro, a partir del 1 de noviembre de 1999, además de fundarse el Banco Central Europeo.

Por aquel entonces Anguita también leyó a economistas de derechas, como a los que en el Reino Unido plantearon que para que haya una moneda única se tienen que dar en los territorios que se unen tres condiciones. La primera, un presupuesto que sea capaz de corregir los desequilibrios que se van a producir. La segunda, unas economías similares. Y, tercera, una política que reforme los mercados laborales para que sean cada vez más duros.

«Hubo países que se resistieron a los acuerdos de Maastricht, pero en general la Unión Europea y algunos miembros —entre ellos los gobiernos españoles— han ido adoptando una serie de medidas para llegar a las condiciones establecidas por ese grupo de economistas conservadores. Lo de Maastricht es la venta del peor producto que he visto en mi vida, pero con el mejor envoltorio. Sin embargo, un político no es un vendedor. El político es una persona que piensa, que quiere que los demás piensen.

»Un político, tal y como yo lo entiendo, cultiva la cosa pública con serenidad; entiende la política como el arte agrario: sabe que en la vida, como en la cultura, hay soles, lunas, tiempo, porque somos historia. No somos el producto de un eslogan. ¿Adónde vamos? En ocasiones se vende humo, aire frito. Es decir, problemas a futuro. Cuando los sindicatos mayoritarios dijeron sí a Maastricht se pusieron las esposas que ahora están combatiendo. Y por tanto los sindicatos han perdido una referencia de sociedad alternativa. Y van como pueden, peleando, siendo vencidos, porque una huelga general, si no va seguida de otros hechos, termina como aquel plato de arroz con pollo de 1945: una excepción que al día siguiente se ha perdido».