NO DESESPERAR

—Llevamos días hablando, y aún no ha salido tu madre.

—Mi madre es una mujer muy alegre, muy guapa. Tengo una parte de su carácter, algo que ha sido fundamental en mi vida. Mi madre, una mujer muy querida por mi padre. Tuve con ella una relación de hijo, nada conflictiva. Con mi padre sí, por eso dejó más huella. Lo cual en cierta medida está diciendo cómo es uno (ríe).

—Eres más como tu padre, por eso chocaste con él.

—Sí. Digo esto dando por sentando que quiero a mi madre, por supuesto. Teniendo a los dos, con el que me peleé más, con el que hubo confrontaciones me dejó más huella.

—¿Qué valores te transmitió tu madre? ¿Ese carácter que ha sido «fundamental»?

—El no desesperar. Mi madre, es curioso, siempre tiene un motivo para el optimismo, siempre, hasta la situación más negra siempre la ve y la vive en su parte menos negra, incluso positiva. Es una mujer de un aguante increíble. Es de esas blandas duras, que son en las formas suaves… y sí, quizá en eso me parezca más a ella, en las maneras suaves, pero tremendamente correosa, porque lo que piensa no lo cambia.

—Tu madre nació en 1921. Tenía quince años cuando comenzó la Guerra Civil en España. ¿Cómo vivió ella la guerra, cómo te la contó?

—No la ha vivido. Su padre era practicante y mi abuela era matrona. Su madre era una mujer muy conservadora, aunque muy proclive a dar limosna y a hacer sus servicios de matrona gratis entre la gente pobre; esas cosas que hay, esa contradicción, ¿no? Y mi abuelo, que había sido de Izquierda Republicana, más moderado, en la Guerra Civil, gracias a un farmacéutico, se libró de ciertas cosas. Entonces, mi madre tenía las ideas de la propaganda y las que mi padre le solía decir: «El Ejército es necesario, es la columna vertebral», etc.

—¿Cómo ha reaccionado ante tu trayectoria política cuando, para empezar, te conviertes en el primer alcalde comunista de una gran ciudad española?

—Ella ha vivido mi trayectoria como un éxito de su hijo. Ella es de derechas vitalmente, pero fíjate, por un lado pudo ser un shock que su hijo fuese comunista, pero por otra parte como su hijo fue alcalde en Córdoba, aquello se convirtió en un éxito social. Recuerdo que fui a visitarla a Tenerife, donde vive, siendo yo alcalde de Córdoba, y siendo ella la gobernanta de una residencia militar. Pues bien, al encontrarnos llamó a un general: «General, venga usted, le presento a mi hijo el alcalde comunista (alargando la anterior palabra para destacarla más) de Córdoba», para darle en la boca al general, pero no porque ella fuera de izquierdas. Y yo pasando una cierta vergüenza. Es una mujer muy alegre y vivaz, aparentemente superficial, pero es su personalidad de aguante. Mi madre es piedra berroqueña, capaz de aguantarlo todo. Envuelta en la risa, eso sí. En eso sí me parezco a ella, en que ambos somos piedras berroqueñas en el arte de aguantar. Lo que pasa es que tengo unas formas más suaves.

—Así se talla el hijo de dos seres humanos, con algo de los dos. Lo tienes claro: «no desesperar».

—Aguantar, sí. Es la manera de enfocar las cosas, sabiendo por ejemplo que la lucha política es una manera de resistencia. Eso lo he hecho mucho en política. Primero como secretario general del PCE, a ver quién aguanta más. La resistencia es un arte, porque no es cuestión de numantinismo, qué va, no; la resistencia es una ofensiva también, en la que tienes que degastar al adversario.