¿Cuál fue el drama de todo este trabajo colectivo, que años después pusimos en marcha en Izquierda Unida? Es cuestión de decirlo ya, aunque de alguna manera volvamos más tarde sobre ello.
Cuando tú has conseguido, y se ha conseguido, que personas que no quieren militar, que no tienen ni quieren carné político, dejen horas de su vida en debatir cómo tiene que ser la Administración, cómo se debe abordar el problema de la industria, o el de la agricultura, o cómo desarrollar la conciencia ética en la Administración, o el problema de la electricidad con un plan energético alternativo, dejando días de su vida trabajando en estas áreas… Ellos tienen derecho —y yo he sido el primero que se lo he reconocido— a que cuando eso se aprueba en IU, ellos tengan derecho de control porque es su trabajo. Pues bien, ese derecho se les ha negado en bastantes organizaciones regionales de IU.
Ha sido una pelea tremenda. «Es que los órganos de dirección de IU…». Miren ustedes, los órganos de dirección, si no están de acuerdo con la propuesta, tienen que dar inmediatamente cuenta de por qué no están de acuerdo, y tienen que hacerlo en debate abierto. Eso ha sido lo que en cierta medida ha estado lastrando IU. Y hay direcciones políticas que lo han hecho.
En esto me he empeñado la vida. Decidimos todos. Perdí la batalla. Pero esta es la idea clave. De ahí el éxito que tuvo el área de presidencia de Convocatoria por Andalucía. Yo era el presidente y tenía las áreas, que eran una réplica de las consejerías de la Junta de Andalucía. Se convocaba a la gente, debatíamos colectivamente y todas aquellas propuestas iban elaborando el programa. De esta manera yo presidía un gabinete en el que había responsables políticos, pero responsables políticos y de áreas. Y en las áreas había gente de IU, del PCE, de los otros partidos, y gente que no tenía partido y que se encontraba a gusto debatiendo de lo que sabían. Ellos veían que sus propuestas sí llegaban al Parlamento o llegaban a ser conocidas. Lo que no podían aceptar es que de pronto una propuesta elaborada se encontrara con el no de una dirección por lo que fuera.
No, eso no es correcto. No es correcto porque ya lo que pertenece a otro modo de hacer política lo encajas en el modo de siempre, en el modo de lo políticamente correcto.
Por eso cuando me preguntas cuál es la principal característica de Convocatoria, y de IU, respondo: las áreas de elaboración colectiva. Y mientras no se pongan en marcha las áreas de elaboración colectiva, el proyecto de IU es un proyecto falseado, en el sentido de falsear su origen y su principio.
—Se llevó a la práctica un tiempo…
—Ahí están los papeles de economía de Salvador Jové. Y tantas otras aportaciones. Pero aquello se cortó. La prueba es que todas las elaboraciones han dormido en las estanterías de las organizaciones. Todavía hay gente que dice: «Ah, pero ¿esto lo elaboró IU?». Pues sí, pero llegó un momento en que al tener más responsabilidad institucional, pudo más lo institucional, las alianzas, la prensa, el baile nupcial, que las propuestas de verdad. Déjeme usted de historias, que lo importante son las propuestas. La elaboración colectiva era una carga de profundidad de tal poder de transformación que hacía saltar los esquemas políticos reglados de lo políticamente correcto. Eso lo vi claro, y lo asumía tal cual.