TODO CAMBIA PARA QUE TODO SIGA IGUAL

—En algunos lugares del mundo, historiadores, pensadores, intelectuales plantean como modélica la Transición española.

—Si modélico es El Gatopardo, que todo cambie para que siga todo igual, entonces sí, ha sido modélica. (Anguita sonríe con ironía). Modélico es salir de una dictadura y entrar en la etapa democrática, que lo primero que tiene que hacer es restablecer el marco democrático arrasado por la rebelión de Franco con todo lo que ello conlleva.

—Tienes hoy la visión desde el ahora del año 2013. Pero, cuando todo aquello estaba sucediendo, en los años setenta, ¿eras consciente de lo que estaba ocurriendo?

—En 1977 no sabía nada de todo esto. Aquel año en Córdoba recibimos anonadados la información. Y hubo barullo. Barullo protagonizado por los profesionales del partido, enseñantes sobre todo, que éramos bastantes. La cosa nos chirriaba, aunque siempre con el debido respeto. Nos convocó a una reunión Ernesto Caballero, entonces nuestro secretario general. Y él, que se había abstenido (fue una de las once abstenciones en la votación del Comité Central), vino a defender en Córdoba los acuerdos del Comité Central. Aceptamos. «Ellos sabrán», dijimos. Y nosotros nos tragamos el anzuelo y el bulo. Pronto llegarían las elecciones generales de junio. «Hay que ganar», y nos entregamos a la tarea.