Son muchos los nombres citados a lo largo de nuestras conversaciones. Siempre dice Julio que ha conocido a tantos compañeros y compañeras que es imposible citarlos a todos. Así que no están todos. Pero a veces, citando a uno ¡se tiene en cuenta a tantos!
«Homenajeando a uno, quizá… Camaradas como Paco Romero Marín, un luchador de la Guerra Civil, que ya murió, conocido como El Tanque, de Huelva, de una dureza tremenda, que llegó a ser coronel del ejército soviético, con fama de duro, lo era en el aguante con la policía, pero en el alcance corto era de una bondad extraordinaria. Yo pienso en él y en otros, pero en él fundamentalmente cuando hago la afirmación de que con la llamada vieja guardia del PCE yo me he sentido muy bien. Me he sentido respetado, querido y apoyado. A pesar de que me consta que no entendían algunas cosas que luego hicimos. Y es normal, ellos estaban tallados en el PCE de aquella época, en la Guerra Civil, en la guerra europea… pero fueron de una gran lealtad.
»Estoy hablando de Simón, de Santiago Álvarez, de Lucio Lobato, de… para todos no tengo más que elogios. Todos estos los pongo en contraposición con algunos jóvenes que he conocido después, que eran los sectarios. Aunque oficialmente los otros eran los prosoviéticos. Es más, el propio Líster, cuando le preguntaron por mí —yo me enteré después—, “¿y este qué? —dijo— hombre, me recuerda a Pepe Díaz, pero el pobre Pepe Díaz no pudo estudiar, y este sí”. Reconozco que mi vanidad se sintió halagada. Al principio tuvo un poco de recelo: “A ver de dónde viene este niñito”. Y yo podía ser muchas cosas, pero “niñito” no. Eso creyeron los otros, los que me llevarían a Madrid para ser secretario general del partido, que era un niño manejable y dúctil, a su antojo».