Cuando eran hilos sueltos, y todavía no formaban parte de una trama común, algunos de los relatos aquí reunidos fueron publicados en diarios y revistas. Al integrarse a este tejido, aquellas primeras versiones cambiaron su forma y color.

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Este libro cuenta historias que viví o escuché.

En algunos casos, las historias que escuché nombran sus fuentes. Quiero dar también las gracias a los muchos colaboradores que no están mencionados.

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Imágenes del arte de la región peruana de Cajamarca acompañan los textos. Estas obras, pintadas, grabadas o talladas por manos anónimas, han sido reunidas por Alfredo Mires Ortiz en un largo trabajo de exploración y rescate. Algunas tienen miles de años de edad, pero parecen hechas la semana pasada.

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Como de costumbre, inexplicable costumbre, Helena Villagra acompañó este libro paso a paso. Ella compartió las historias que aquí se cuentan, leyó y releyó cada una de las páginas y ayudó a mejorar las palabras qué estaban y a expulsar las palabras que sobraban.

Como de costumbre, explicable costumbre, este libro le está dedicado.

EG

En Montevideo, al fin del 2003