La guerra infinita

Como era su costumbre, el presidente del planeta razonó.

Razonó así:

Para acabar con los incendios forestales, hay que talar los bosques;

para acabar con el dolor de cabeza, hay que decapitar al sufriente;

para liberar a los iraquíes, vamos a bombardearlos hasta hacerlos puré.

Y así, después de Afganistán, fue el turno de Irak.

Otra vez Irak.

La palabra petróleo no fue mencionada.