El vestuario del nuevo siglo puede ser admirado en el centro de alta costura de Miguel Caballero, en Bogotá. Esta joven empresa, especializada en la moda del tiempo, es la más exitosa del país. Vende mucho, aquí y en el extranjero; y da mucho dinero y envidia.
—En mi oficio, no hay derecho al error —explica el empresario, mientras prueba un nuevo modelo disparando una pistola al pecho de alguno de sus empleados.
El miedo ya no está desnudo. Al servicio de la seguridad pública y de la elegancia privada, Caballero produce ropa blindada.
Sus prendas, invulnerables, están protegidas por una fibra sintética cinco veces más resistente que el acero. Se ofrecen diversos pesos y diseños: hay camisetas de un kilo, impermeables de cuatro; abrigos de cuero o de pelo de camello; trajes de fiesta, ropa deportiva, chalecos decorados con corazones…