Una clase de Derecho

Están haciendo cola los pobres de absoluta pobrecía. La ley se despierta temprano, hoy atiende el doctor a primera hora.

El abogado ve que en la cola espera una anciana con un racimo de niños y un bebé en brazos. Cuando le llega el turno, ella muestra sus papeles. Los niños no son nietos: esa mujer tiene treinta años y nueve hijos.

Viene a pedir ayuda. Ella había levantado un rancho de lata y madera en algún lugar de las orillas del Cerro de Montevideo. Creía que era tierra de nadie, pero era de alguien. Y ahora van a echarla de allí, ya le ha llegado esa cosa que se llama lanzamiento.

El abogado la escucha. Revisa los papeles que ella ha traído.

No hay derecho, piensa el doctor en Derecho: menea la cabeza, demora en hablar, Traga saliva y dice, mirando al suelo:

—Lo lamento, señora, pero… no hay nada que hacer.

Cuando alza la mirada, ve que la hija mayor, una muchachita con cara de espanto, se está tapando las orejas con las manos.