Houdini

Sus secuestradores le habían cortado un ala, cuando lo cazaron en la selva. Kitty Hischier lo encontró en el mercado de Puerto Vallarta. Le dio lástima, lo compró para liberarlo. Pero el loro no podía arreglarse solo. Mutilado como estaba, era un bocado fácil para el buche de cualquiera. Kitty decidió llevarlo, enjaulado, en su camioneta. Tenía la intención de pasarlo, clandestino, por la frontera. Él iba a ser uno más entre los miles y miles de mexicanos indocumentados en los Estados Unidos.

Fue bautizado Houdini, por su tendencia a la fuga. El primer día de viaje, levantó la puerta de la jaula con su pico poderoso. El segundo día, alzó el piso de la jaula por abajo. El tercer día, hizo un agujero en la malla de alambre. Al cuarto día, intentó la fuga por el techo, pero ya no le daban las fuerzas.

Houdini no hablaba ni comía. En huelga de lengua, en huelga de hambre, murió.