Al principio de los tiempos, la hormiga no tenía la cintura finita.
Lo dice el Génesis, según la versión que anda de boca en boca en la costa colombiana del Pacífico: la hormiga era redonda y estaba toda llena de agua.
Pero Dios se había olvidado de mojar el mundo. Cuando se dio cuenta de su distracción, le pidió ayuda. Y la hormiga se negó.
Entonces, los dedos de Dios le estrujaron la panza. Y así nacieron los siete mares y todos los ríos.