Adrián Ross. Fue el seudónimo elegido por el catedrático de Cambridge Arthur Reed Ropes (1859-1933). En 1891 inició una nueva carrera al escribir el libreto de una ópera que estaba en el tono de las que entonces se estrenaban en el Savoy: Juana de Arco. Durante los siguientes treinta años escribió unos dos mil poemas líricos y produjo cerca de sesenta comedias musicales y farsas. Ninguna de estas obras nos hace sospechar que su única obra de ficción, El agujero del infierno, publicada en 1914 por Edward Arnold, se haya convertido para los devotos del género en una de las obras maestras del terror supernatural. A pesar de estar dedicada a su colega y amigo M.R. James, El agujero del infierno está más emparentada con las brumosas e inenarrables pesadillas que acechan en el umbral de la naturaleza de W.H. Hodgson o H.P. Lovecraft.