AGRADECIMIENTOS

Escribir es algo muy íntimo. Es un espectáculo bastante aburrido, y sus placeres tienden a ser más intensos para la persona que de hecho escribe. Por eso deseo, con una inmensa gratitud y un grandísimo respeto, dar las gracias a todos los que me ayudaron a escribir y publicar La esposa del viajero en el tiempo.

Gracias a Joseph Regal, por decirme que sí y por la educación que me dio sobre sagaces técnicas para publicar un libro. Ha sido un desmadre. Agradezco la ayuda del maravilloso equipo de MacAdam/Cage, sobre todo de Anika Streitfeld, mi editora, por su paciencia, sus atenciones y su pormenorizado análisis. Ha sido un gran placer trabajar con Dorothy Carico Smith, Pat Walsh, David Poindexter, Kate Nitze, Tom White y John Gray. Gracias asimismo a Melanie Mitchell, Amy Stoll y Tasha Reynolds. Muchísimas gracias también a Howard Sanders y Caspian Dennis.

La Fundación Ragdale subvencionó este libro proporcionándome numerosas residencias. Gracias a su maravilloso personal, y en especial a Sylvia Brown, Anne Hughes, Susan Tillett y Melissa Mosher. Gracias igualmente al Consejo de Bellas Artes de Illinois, y a los contribuyentes de Illinois, que me concedieron una beca para creación en prosa en el año 2000.

Quiero manifestar mi agradecimiento a los bibliotecarios y al personal, antiguo y actual, de la biblioteca Newberry: el doctor Paul Gehl, Bart Smith y Margaret Kulis. Sin su generosa ayuda Henry habría trabajado en Starbucks. También me gustaría citar a los bibliotecarios del Departamento de Manuales y Libros de Consulta de la Biblioteca Pública de Evanston, por su paciente colaboración al responder a toda suerte de insólitas preguntas.

Deseo destacar igualmente la importancia de los artesanos de papel Marilyn Sward y Andrea Peterson en la elaboración de este libro al compartir conmigo sus conocimientos con infinita paciencia.

Gracias a Roger Carlson, de Bookman's Alley, por los muchísimos años que he pasado en su local buscando libros, y a Steve Kay, de Vintage Vinyl, por conservar todo aquello que yo deseaba escuchar; y gracias a Carol Prieto, la mejor agente inmobiliaria.

Muchísimas gracias a los amigos, la familia y los colegas que leyeron, criticaron y contribuyeron con su maestría a la génesis del libro: Lyn Rosen, Danea Rush, Jonelle Niffenegger, Riva Lehrer, Lisa Gurr, Robert Vladova, Melissa Jay Craig, Stacey Stern, Ron Falzone, Marcy Henry, Josie Kearns, Caroline Preston, Bill Frederick, Bert Meneo, Patricia Niffenegger, Beth Niffenegger, Jonis Agee y los miembros de su clase superior de novela de Iowa, curso de 2001.

Gracias a Paula Campbell por ayudarme con el francés.

Querría dar las gracias de un modo especial a Alan Larson, cuyo inquebrantable optimismo me sirvió de buen ejemplo.

Por último, querría asimismo destacar la inestimable colaboración de Christopher Schneberger: estuve esperándote, y ahora ya estás aquí.