SEGUNDA PARTE

Una gota de sangre en un cuenco de leche

—¿Qué ocurre, dime, amor mío?

—Ah, ¿cómo podremos soportarlo?

—¿Soportar el qué?

—Esto. Durante un tiempo tan breve. ¿Cómo podemos dormir y perder así ese tiempo?

—Podemos permanecer en silencio, juntos, y (puesto que solo es el comienzo) fingir que disponemos de todo el tiempo del mundo.

—Y cada día dispondremos de menos; y al final, no nos quedará nada.

—¿Preferirías entonces que no hubiera existido?

—No. Aquí es donde siempre he estado viniendo. Desde el principio de mis días; y cuando me marche, este será el punto central en el que todo confluya, desde el pasado, y del cual todo parta. Pero ahora, amor mío, nos encontramos aquí, aquí y ahora, y esos otros momentos discurren en otro lugar.

A.S. BYATT

Posesión