3

—Hablando del tema, ¿en qué piensas tú cuando te masturbas?

—…

—…

—¿Cómo?

Ninguno de los dos había dicho nada durante la primera media hora. Estaban llevando a cabo nuevamente el tedioso y monocromático trayecto en coche hasta la Sede Regional de Joliet. A bordo de uno de los Gremlin del parque de coches, requisado hacía cinco trimestres como parte de una tasación de riesgo contra un concesionario de AMC.

—Mira, creo que podemos dar por sentado que te masturbas. Se masturban algo así como el noventa y ocho por ciento de los hombres. Está documentado. La mayoría del dos por ciento restante es gente que está impedida de alguna manera. Así que podemos saltarnos las denegaciones. Yo me masturbo, tú te masturbas. Es así. Todos lo hacemos y todos sabemos que lo hacemos y sin embargo nadie habla del tema. Es un trayecto increíblemente aburrido, no hay nada que hacer, estamos atrapados en esta vergüenza de coche… Rompamos el tabú. Hablemos de ello.

—¿Qué tabú?

—¿En qué piensas tú? Plantéatelo. Es un momento muy interior. Es una de las únicas ocasiones en la vida donde hay verdadera autosuficiencia. No se requiere nada que esté fuera de ti. Es provocarte placer a ti mismo sin usar nada más que tus pensamientos. Y esos pensamientos revelan mucho de ti: con qué cosas sueñas cuando eres tú quien eliges y controlas lo que sueñas.

—…

—…

—En tetas.

—¿En tetas?

—Tú me lo has preguntado. Yo te contesto.

—¿Y ya está? ¿Tetas?

—¿Qué quieres que te diga?

—¿Tetas y ya está? ¿Aisladas de la persona? ¿Tetas abstractas?

—Vale. Vete a la mierda.

—¿Quieres decir flotando sin más, dos tetas, en el espacio vacío? ¿O dentro de tus manos, o qué? ¿Y son siempre las mismas tetas?

—Esto me enseña una lección. Tú haces una pregunta así y yo digo «Venga, qué coño» y la contesto, y vas tú y le haces un DIF-3 a la respuesta.

—Tetas.

—…

—…

—¿Y en qué piensas , señor rompetabúes?