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a). Supóngase un juego entre un jugador A que sostiene simultáneamente juegos con varios otros jugadores B, C, D, etc. en las siguientes condiciones: A es muy superior en fuerza de juego a cada uno de sus contrincantes y juega con cada uno de ellos por separado. En este caso la figuración de los jugadores no es muy distinta de la del modelo 1 a. Los jugadores B, C, D, etc. no juegan un juego común, sino juegos separados y solo están vinculados entre sí porque cada uno de estos individuos tiene el mismo contrincante A, que es igualmente superior a cada uno de ellos. Se trata, en realidad, de una serie de juegos de dos personas cada uno de los cuales posee su propio equilibrio de poder y su propio desarrollo y que carecen por completo de interdependencia directa en su curso respectivo. A tiene en cada uno de estos juegos claramente el mayor poder; posee un alto grado de control tanto sobre sus contrincantes como sobre el curso del juego como tal. El reparto del poder en cada uno de estos juegos es indudablemente desigual, inelástico y estable. Tal vez habría que añadir que la situación podría tornarse en alguna medida desfavorable para A en caso de aumentar la cifra de juegos independientes que se ve obligado a jugar simultáneamente. Es posible que la superioridad en cuanto a fuerza de juego que posee sobre cada uno de los jugadores B, C, D, etc. se resienta progresivamente si aumenta el número de contrincantes independientes entre sí. La gama de relaciones activas que un solo individuo puede mantener en juego al mismo tiempo y separadas unas de otras, o sea, por decirlo así en compartimentos estancos, es limitada.
2b). Supóngase un juego en el que el jugador A juega al mismo tiempo contra varios otros jugadores de menor fuerza que él y lo hace no contra cada uno de ellos aisladamente sino simultáneamente contra todos. Juega así, un solo juego contra un grupo de contrincantes cada uno de los cuales es aisladamente inferior en cuanto a capacidad de juego a él mismo.
Este modelo deja espacio para diversas constelaciones de equilibrio de poder. La más sencilla es aquella en la que los jugadores B, C, D, etc., se constituyen coaligadamente en grupo de juego enfrentado a A sin que exista perturbación derivada de tensiones entre esos mismos jugadores. Incluso en este caso la distribución de poder entre A y el grupo de sus contrincantes y, por tanto, la posibilidad de controlar el curso del juego desde un ángulo u otro, está menos clara que en 2a. La formulación de un grupo homogéneo por parte de los varios contrincantes inferiores representa sin duda una disminución de la superioridad de juego de A. En comparación con 1a se reduce la precisión del control y del plan de juego y, por consiguiente, también la precisión en la predicción. La formación de un grupo por parte de jugadores en inferioridad de condiciones en ausencia de fuertes tensiones internas es por sí misma un factor de poder a su favor. A la inversa, la formación de un grupo por parte de jugadores de inferioridad de condiciones pero con fuertes tensiones entre sí constituye un factor de poder beneficioso para su contrincante. Cuanto mayores sean las tensiones, mayores probabilidades tendrá A de controlar las jugadas de B, C, D, etc. y el curso del juego en su conjunto.
A diferencia de los modelos del tipo 1 y del modelo de transición 2 a, que constituyen juegos de dos personas, o, dicho de otro modo, en los que intervienen grupos bipolares, 2 b es un ejemplo de juegos multipolares o de varias personas. Se puede considerar como un modelo de transición a 2 c.
2c). Supóngase que la fuerza de juego de A se reduce, en comparación con la de sus contrincantes B, C, D, etc., en un juego multipolar. Las probabilidades que tiene A de controlar las jugadas de sus contrincantes y el juego en su conjunto varían consiguientemente en la misma dirección que en 1 b, presuponiendo que el grupo de contrincantes sea en alguna medida unitario.
2d). Supóngase un juego en el que participan dos grupos: B, C, D, E, etc. y U, V, W, X, etc. de acuerdo con reglas según las cuales ambas partes tienen las mismas probabilidades de ganar; de otro lado, ambos grupos poseen una fuerza de juego aproximadamente igual. En este caso ninguna de las dos partes tiene posibilidad, en el ir y venir de las jugadas y de las contrajugadas, de ejercer una influencia decisiva sobre la otra parte. En este caso el proceso del juego no puede ser determinado ni por un solo jugador ni por uno solo de los grupos que juegan. El entramado de jugadas de cada jugador y de cada grupo de jugadores —paso a paso— y las de cada contrincante individual y del grupo a que pertenece sigue un orden susceptible de ser determinado y explicado. Pero para hacer esto se necesita un cierto distanciamiento de las posiciones de ambos, tal como aparecen cuando se considera cada parte por separado. Se trata de un orden de tipo específico, o sea un orden de entramado o figuración en el interior del cual ningún acto de una de las partes puede ser explicado como acto de esa parte, sino sólo, como continuación del entramado anterior y del previsible entramado futuro de actos de ambas partes.