Juan de la Verdad se llama el
negro que nunca miente.
En sus buenas y en sus malas
¡la verdad está presente!
Es sereno y da su juicio
con medianera razón.
Quien vaya a tentar sus nortes
es porque él se tentó.
Mil amagos en su contra,
los más pensados que fueron,
ni hubo letra ni papel
que por escritos los dieron.
Ni cabe en pocas palabras
lo derecho de su andar.
¿Y habrá palabras que digan
en honduras su pensar?
Una mirada, un vistazo,
le sobra para saber
lo que otros no sabrán nunca
por más que procuren ver.
—No sigan… Yo engañaría
al negro que tanto cantan
con dos palabras perdidas,
de esas que nadie levanta…
(Tonada llanista, cantada por un riojano en honor y gloria de Juan de la Verdad y su triunfo).