Se me revolvió el estómago. Me sentía totalmente mareado.

La afilada estaca atravesaba el pie de Sam, como si estuviera clavado en la tierra.

Joey miró a Sam sobresaltado, boquiabierto, con expresión asustada.

Miré a mi alrededor buscando a Chris. Sabía que Sam necesitaba ayuda.

¿Dónde se había metido Chris?

—¡Sam! —grité—. Voy a buscar ayuda. Voy a… —Pero Sam no gritaba, no reaccionaba ni hacía ninguna mueca.

Muy calmado, bajó las dos manos y se arrancó la estaca del pie.

Yo grité. ¡Podía sentir el dolor en mi propio pie! Por simpatía, supongo.

Sam lanzó la estaca a un lado. No se veía ningún corte ni herida. ¡No le sangraba!

—¡Sam! —grité—. ¡Tu pie! ¡No sangra!

Él se volvió y se encogió de hombros.

—No me ha pillado los dedos —explicó.

Se arrodilló y empezó a apuntalar la tienda.

Tragué saliva y esperé a dejar de sentir náuseas.

«¿Que no le ha pillado? —pensé—. ¿Que no le ha tocado los dedos?».

¡Pero… yo había visto la estaca clavada en su pie!

¿O es que estaba alucinando de nuevo?

Traté de no pensar en ello durante el resto de la tarde. Me concentré en las tiendas. Una vez tenía la tienda desenrollada montarla resultó fácil.

Chris nos hizo montar y desmontar las tiendas varias veces. Luego hicimos un concurso para ver quién montaba una tienda en menos tiempo.

Gané sin dificultad.

Sam dijo que había tenido la suerte del principiante.

Chris aseguró que ya estaba preparado para la acampada nocturna.

—¿Dónde acamparemos? —pregunté.

—En el bosque, en lo más profundo del bosque —contestó Chris. Guiñó un ojo a Sam y a Joey.

Me estremecí al acordarme de la historia de fantasmas que nos había contado tío Marv.

Traté de disipar el miedo que sentía. No iba a dejar que una simple historia de campamento me asustara.

Después, tuvimos clase de natación en el puerto. El agua del lago estaba limpia y fría. Yo tengo el grado de Socorrista Júnior. Así que Joey y yo hicimos prácticas de socorrismo el uno con el otro.

Ya no me acordaba de la estaca que había atravesado el pie de Sam. Había apartado ese pensamiento de mi cabeza.

Después del baño volví a la cabaña a cambiarme para la cena. En el suelo de la cabaña había más charquitos azules.

Nadie les daba importancia. Yo tampoco quería dársela. Así que traté de no pensar en ellos.

Llegó Alex muy excitado.

—¡Voy a actuar el primero en el concurso de talentos! —anunció—. A Veronica le gustó tanto mi canción que quiere que cante en el musical del campamento.

—¡Muy bien! —exclamé. Hicimos chocar las manos y luego le pregunté—: ¿Y Elvis?

—Él también participará en el concurso —contestó Alex—. Va a ser el director de escena.

Me puse los pantalones cortos blancos del campamento Spirit Moon y la camiseta y fui hacia el comedor a cenar.

Cuando vi un grupo de chicas que salían de las cabañas del otro lado, busqué a Lucy, pero no la vi.

Me sentía bastante bien.

No me acordé de las cosas extrañas que había visto, ni de los charquitos azules, ni de la misteriosa niebla oscura.

Tampoco pensé en la historia de fantasmas que Elvis había asegurado que era real.

Ni siquiera volví a acordarme de que Lucy había metido el brazo en el fuego y había sacado mi perrito caliente ardiendo, o de que había visto a Joey flotando sobre la cama. Me olvidé de que Sam se había clavado un palo en el pie, pero sin embargo no había sangrado ni gritado; había permanecido completamente impasible, como si no hubiera sentido nada, ningún dolor.

Estaba hambriento. Esperaba ansioso la hora de cenar. Dejé de pensar en aquellos extraños fenómenos.

Me sentía muy bien.

Pero Joey me puso de malhumor durante la cena, e hizo que todos los recuerdos sobre las cosas misteriosas que habían ocurrido volvieran a acudir a mi mente.

Acababan de servir la cena: pollo con una especie de salsa cremosa, espinacas y un grumoso puré de patatas.

Me daba igual lo que me dieran. Tenía tanta hambre que me hubiese comido cualquier cosa.

Pero antes de poder probar bocado, Joey me llamó desde la otra punta de la mesa.

—¡Eh, Harry! ¡Mira!

Aparté la mirada del plato.

Levantó el tenedor y… ¡se lo hincó con fuerza en el cuello!