Agradecimientos

Que todos aquellos que pusieron su «piedra en el edificio» encuentren aquí, por su ayuda valiosa, la expresión de mi reconocimiento:

Christine Albanel, presidente del establecimiento público del Palacio de Versalles y Xavier de Bartillat, director general de las Éditions Perrin, Béatrix Saule, que dirige esta colección, por la confianza que me otorgaron.

Al palacio de Versalles: Pierre Arizzoli-Clémentel, director general, y a los profesores que me guiaron por los apartamentos privados de la reina.

No puedo olvidar la disponibilidad del personal y de las instituciones donde realicé mis investigaciones:

Archivos Nacionales, con F. Mosser, N. Chaoublier-Grimbert y la señora Bimbenet; Biblioteca Nacional, con Béatrice Torrione.

Archivos de París.

Archivos de Suresnes, con el archivista municipal Haude de Chalendar.

Archivos de Montpellier.

Biblioteca histórica de la ciudad de París, con la señora Morlet.

Biblioteca de Versalles, y en especial a Jean-Michel Roidot, jefe de conservadores.

Museo Internacional de la Perfumería en Grasse, y la jefa de conservadoras Marie Grasse y su equipo.

Que todos los que han participado en esta obra, tanto en Perrin como en el palacio de Versalles, se sientan agradecidos por igual por su colaboración.

Mi gratitud está dirigida en especial a Francis Kurdjian, perfumista-creador en Quest International, pero también «perfumista a medida» para nuestros contemporáneos en busca de valores y emociones olfativas. Con su pasión y su talento, hace revivir y nos ha permitido sentir la estela de la reina, así como su guante perfumado. A falta de ser el perfume de la reina, en el sentido arqueológico del término, este perfume evoca el efluvio que la reina debía de dejar a su paso y que para nosotros es como un alma que vuelve. Nuestras conversaciones y su manera de abordar la creación de este perfume también fue para nosotros una ayuda preciosa para la dimensión psicológica de Jean-Louis Fargeon y el desciframiento de algunos datos técnicos contenidos en el Tratado de perfumería escrito por Jean-Louis Fargeon y que ha sido la base de este trabajo de reconstrucción.

No puedo olvidar a:

Ángel Díaz de León, Karine Jouvion y los equipos de Quest International, Mennehould du Chatelle y Frédérique More (Hermès), Paul y Philippe Joucla (Tanneries Lauret), Martine Uzan (Givaudan), que me dieron su apoyo y, más aún, su entusiasmo; como Gaëtan Bonini y J. Basso-Bert, que facilitaron mis investigaciones.

Y, por último, mis agradecimientos muy personales a: Béatrix Saule, jefa de conservadores del palacio de Versalles y directora de la colección «Les métiers de Versailles» y a Sylvie Messinger, responsable de las publicaciones del palacio de Versalles. Su paciencia, su apoyo y su exigencia dieron grandeza a este perfumista.

Pero también, y sobre todo, tengo que agradecer a Patricia Bouchenot-Déchin, por la que todo se logró y que supo convencerme de que su «jardinero» debía dar nacimiento a un «perfumista».

En cuanto a mi familia, grandes y pequeños, les digo a todos: ¡gracias!