Nota del autor

La transcripción de los nombres propios egipcios en cualquier lengua moderna ha sido un problema desde los orígenes mismos de la egiptología. Estudiado por egiptólogos como Gardiner, que propone adaptaciones a la forma griega, ya que la transliteración a la fonética egipcia era literalmente ilegible, Daumas, que propone suprimir los signos diacríticos, Fernández Galiano, que propone aunar propuestas en castellano, etc. Podría continuar. La controversia sigue.

En todo caso, como novelista, yo propongo la forma más común y fácilmente comprensible para el lector. Pido perdón a los egiptólogos:

Aj-en-Aton (Akenatón)

Esnefru (Snefru)

Jufu (Keops)

Huny (Huni)

Mer-es-Anj (Meresanj)

Dyeser (Djoser)

Hemi-Unu (Hemiunu)

Hetep-Heres (Heteferes)

Meryt-ef-es (Merittefes)