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¿Cuál es la diferencia entre datos y recuerdo? Mi intención es descubrirlo.

ERASMO, Cuadernos de laboratorio

El recuerdo que el robot independiente tenía de Serena estaba tan fresco como si hubiera sucedido apenas unos días atrás. Serena Butler… una mujer tan fascinante. Y, del mismo modo que Erasmo había sobrevivido a lo largo de milenios como un pack de datos que casi fue destruido pero se recuperó, de algún modo los recuerdos y la personalidad de Serena Butler seguían viviendo en las Otras Memorias de las Bene Gesserit.

Esto planteaba una pregunta inquietante: ninguna Bene Gesserit podía ser descendiente directa de Serena, porque él había matado a su único hijo. Pero claro, tampoco podía estar seguro de lo que había sucedido con todos sus clones experimentales. En numerosas ocasiones había tratado de recuperar a Serena, sin éxito.

Sin embargo, en la no-nave, los humanos habían desarrollado gholas del pasado, del mismo modo que él había hecho volver al barón Harkonnen y una versión de Paul Atreides. Erasmo sabía que había un tubo de nulentropía que un maestro tleilaxu había ocultado con un tesoro de células del pasado cuidadosamente reunidas.

Estaba convencido de que un verdadero maestro tleilaxu saldría airoso allí donde sus primitivos experimentos habían fallado y podría traer de vuelta a la verdadera Serena. Erasmo y Omnius habían absorbido los datos de suficientes Danzarines Rostro para respetar instintivamente las capacidades de un Maestro. El robot independiente sabía exactamente adónde debía ir antes de abandonar la no-nave.

Erasmo encontró el centro médico y las cámaras axlotl donde habían catalogado y almacenado una biblioteca entera de material celular histórico. Si Serena Butler estaba entre esas células…

Le sorprendió encontrar allí al tleilaxu, apresurado y nervioso.

Aquel hombre diminuto había desconectado los sistemas de soporte vital de los tanques. Con sus sensores olfativos, Erasmo captó el olor de los productos químicos, de los precursores, de la carne humana.

Sonrió.

—¿Tú debes de ser Scytale, el maestro tleilaxu, cuánto tiempo…?

Scytale se volvió con aire temeroso al ver al robot.

Erasmo dio un paso al frente y estudió el rostro del tleilaxu.

—¿Un niño? ¿Qué estás haciendo?

El tleilaxu se irguió.

—Estoy destruyendo los tanques y la melange que producen.

Tuve que entregar ese conocimiento como prenda. No dejaré que las máquinas pensantes y los traicioneros Danzarines Rostro me lo arrebaten… nos lo arrebaten.

Erasmo no parecía preocupado por el sabotaje de los tanques.

—Pero, pareces muy joven…

—Soy un ghola. He recuperado mis recuerdos. Soy todo lo que fueron mis encarnaciones previas.

—Por supuesto. Qué maravilloso proceso, perpetuaros a través de una sucesión de vidas ghola. Las máquinas entendemos muy bien esas cosas, aunque nosotros tenemos métodos mucho más eficientes de realizar transferencias de datos y copias de seguridad. —Miró con intensidad la biblioteca genética, con células de gholas potenciales… Serena Butler…

Viendo el interés del robot, el tleilaxu se plantó de un brinco ante la pared sellada con las muestras.

—¡Cuidado! Las brujas instalaron sensores de seguridad en las muestras para evitar que nadie las manipulara o las robara. La biblioteca lleva un sistema de autodestrucción. —Entrecerró sus oscuros ojos de roedor. Si el maestro mentía, lo estaba haciendo muy bien—. Solo tengo que tirar de un cajón y la cámara se llenará de radiaciones gamma, que ionizarán cada muestra.

—¿Por qué —el robot estaba perplejo—, si las Bene Gesserit te quitaron las células y las utilizaron para sus propósitos? ¿No te obligaron a cooperar? ¿De verdad te pondrás de su parte? —Extendió una mano de platino—. Únete a nosotros. Te recompensaré generosamente por tu ayuda en el desarrollo de un ghola particular…

En un gesto amenazador, Scytale puso su pequeña mano en uno de los numerosos contenedores de células. Aunque temblaba, parecía totalmente decidido.

—Sí, me pondré de su parte. Yo siempre estaré contra las máquinas pensantes.

—¡Interesante! Los nuevos enemigos crean aliados inesperados.

El tleilaxu no se movió.

—Al final, todos somos humanos… y tú no lo eres.

Erasmo rio.

—¿Qué hay de los Danzarines Rostro? Son un punto intermedio, ¿no? Estos no son los cambiadores de forma que vosotros creasteis hace tiempo, sino máquinas biológicas infinitamente superiores que yo ayudé a crear. Y gracias a ellos, Omnius y yo somos los Danzarines Rostro más grandes… entre otras cosas.

Scytale no se movió.

—¿No te has fijado que los Danzarines Rostro ya no son de fiar?

—Oh, pero para mí sí.

—¿Estás seguro?

El robot dio un paso al frente tanteando. Scytale apretó los dedos sobre el tirador del armario de muestras. Erasmo amplificó su voz.

—¡Basta! —reculó enseguida para dejarle sitio. Habría tiempo de sobra para volver y probar la fidelidad de Scytale—. Me voy, te dejo con tus muestras.

Erasmo llevaba más de quince mil años esperando por Serena, y podía seguir esperando. De momento, el robot tenía que regresar a la catedral mecánica y preparar el espectáculo final. La supermente no tenía la misma paciencia que él para conseguir sus objetivos.