Raymond Queneau

LA BIBLIA

por Moisés and Co.

Utilizando como materia prima el misterioso caos, el supermán Elohim crea en seis horas el cielo, la tierra y todo lo demás. Inventa, a continuación, un robot, que complementa con una robot. «Comámosle las manzanas», le dice la robot al robot. «O.K.», responde el robot. El supermán los destierra, pero ellos se dedican a multiplicarse. El supermán intenta ahogarlos, pero no lo consigue. Entonces les envía a su hijo que trata de hacerse pasar por un pequeño robot, pero los demás no tardan en identificarlo gracias a su agente secreto, el coronel J. Iscariot. Ejecutan al hijo de supermán y lo entierran. Pero el hijo de supermán con su poderoso hombro levanta la losa de su tumba y vuela. No estaba verdaderamente muerto.

Nuevos episodios aparecerán muy próximamente.

[Atribuido a] Raymond Queneau.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

por John de la Fontaine

Érase durante un invierno de 1666-1667. Nevaba como sólo nieva en Chicago o en New York en los noticiarios de la Metro-Goldwyn. La Señorita Rita Cicada de la familia de los Auquenorrincos, una excelente familia de la Quinta Avenida, se dio cuenta, de pronto, de que se había olvidado el talonario de cheques. Se dedicaba, la muy descarriada, a las actividades antipatrióticas. Además, no tenía ni un centavo en su cuenta bancaria. Y por lo tanto, al no poder coger un taxi-cab, estaba haciendo auto-stop. Pasa Miss Rita Formica, de la familia de los Himenópteros, una antigua familia de trabajadores no-sindicados. Esta llevaba uno de sus Jesuchrislers de la hostia. Miss Rita Cicada le hace una seña amistosa. Miss Rita Formica le hace parar al chofer. Charran las dos. Se dicen cosas fuertes. Y Miss Rita Formica se larga en su Jesuchrisler de la hostia, porque no puede de ninguna manera tratarse con una tirada.

Moraleja: ¡Pues venga, condense usted ahora!

[Atribuido a] Raymond Queneau.

Estoy en el campo en casa de un médico. Pone a asar unas berenjenas y unas chuletas que se queman; luego, toca el laúd.

Raymond Queneau, Relatos de sueños a porrillo.

La mujer del carnicero me escribe una carta para preguntarme si deja los postigos a la italiana. Me pregunto por qué y qué quiere decir eso.

Raymond Queneau, Relates de sueños a porrillo.

En un pueblo completamente desierto, un campesino, en la plaza mayor, trata de hacer volar un cometa en forma de paracaídas.

Raymond Queneau, Relatos de sueños a porrillo.