Pere Calders

BALANCE

Justamente cuando estaba a punto de alcanzar el cubo, le falló una pierna y se cayó al pozo.

Mientras caía, le pasó aquello tan conocido de contemplar de un vistazo toda su vida. Y la encontró lisa, igual y monótona (dicho sea entre nosotros), de manera que pasó el trago de ahogarse con una ejemplar resignación.

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.

EL EXPRESO

Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Lo veían tan cargado de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.

COPYRIGHT

Alguien me ha hecho a mí y he sido vendido. Nunca he podido saber quién ha cobrado los derechos ni si ha sido un buen o un mal negocio.

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.

DE CUANDO LOS ANIMALES HABLABAN

«Hay una tendencia excesiva a halagar a las hembras. Se ha hablado mucho de la gallina y nada de mí, que soy el gallo de los huevos de oro».

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.

EL ESPEJO DEL ALMA

No nos habíamos visto nunca, en ningún sitio, en ninguna ocasión, pero se parecía tanto a un vecino mío que me saludó cordialmente: él también se había confundido.

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.

CARTA AL JUEZ

Distinguido señor:

Llevo hasta las últimas consecuencias el precepto de amar al prójimo como a mí mismo y ahora, cuando he decidido suicidarme debido a malas transacciones y a desengaños amorosos, acabo de matar a un vecino del mismo rellano, segundo piso tercera puerta, con perdigonada de escopeta de dos cañones disparados a la vez. Gracias a esta fidelísima interpretación de mi afecto a nuestros semejantes, nadie me podrá echar en cara que ya me pueden decir misas…

Pere Calders, Invasió subtil i altres contes.