Recientemente, en Francia, un sujeto se arrojó desde una de las torres de Notre Dame con intención de suicidarse y mató a una niña de 13 años. El mes pasado, en San Sebastián, el conductor de un automóvil falleció por culpa de una vaca que se cruzó en la carretera. Ole Bentzen, un oftalmólogo sueco bien situado, murió en mayo de un ataque de risa mientras veía la película Un pez llamado Wanda. Fructuoso Barragán y Martina Paz, de 48 y 44 años respectivamente, casados y con residencia en Monesterio (Badajoz), fallecieron en junio al irrumpir un camión en la habitación donde dormían. Un mes antes, esta vez en Madrid, murió Alfonso Saiz, de 18 años, al caer desde un sexto piso cuando intentaba algo tan inocente como coger una mariposa.
Juan José Millás, La suma de todos los placeres.