Las exposiciones de Francisco Cabrera

Mientras se movía para montar su exposición sobre la batalla del Ebro, el brigada de la Guardia Civil Francisco Cabrera visitó Corbera, cuya historia está marcada por terribles recuerdos que el tiempo amortigua lentamente y, allí, conoció a Pepe Gamero, cuando todavía no era alcalde sino concejal por la Unió per la Terra Alta.

Coincidieron en la cuestión que les interesaba a ambos y, cuando el brigada habló de su proyectada exposición en Gandesa, Gamero le pidió que montara otra en Corbera. Aceptó, pero, como no tenía bastante material para dos exposiciones, decidió montar una muestra de fotografías y fotocopias de documentos de la Guerra Civil.

A pesar de todo, prefería exponer material auténtico y, como sabía quién contaba con más piezas, se entrevistó con Antoni Blanch, Maseto, al que pidió prestadas algunas armas y pertrechos. El otro se negó, porque temía que si desvelaba la existencia del material militar se lo decomisaría la Guardia Civil. «Aquí, la Guardia Civil soy yo», respondió el brigada y logró que Maseto le prestará algunas piezas. Después consiguió algunos materiales de otro coleccionista de Pinelly, seguro de poder montar una muestra con dignidad, dijo a Pepe Gamero que el 25 de julio de 1998, día del sesenta aniversario del ataque republicano, podrían inaugurar en Corbera una exposición sobre la batalla del Ebro.

Mientras tanto, no había abandonado sus propósitos para Gandesa, donde montó una muestra pequeña, cuyo elemento principal estaba formado por dos ametralladoras colocadas en un parapeto simulado con sacos rellenos de papel.

A pesar de su sencillez, fue un éxito en aquellas tierras, donde el olvido parecía sepultar su pasado. Y, con el éxito, nacieron las envidias, porque dos personas de Corbera se ofrecieron a montar una exposición en su pueblo y se enfriaron las relaciones del brigada con el Ayuntamiento. Finalmente, todo acabó como la historia del perro del hortelano. Nadie montó la exposición de Corbera.

Entre los visitantes de la muestra de Gandesa estaba Enrique Bayerri i Bertomeu, que junto con otro señor de Tortosa propuso al brigada Cabrera montar una exposición permanente en su pueblo, aprovechando los locales de la Asociación Cultural. No quiso comprometerse porque ya tenía apalabrado el material para la fallida exposición de Corbera y prefería utilizarlo para montar, en Gandesa, un museo permanente sobre la batalla.