Movilización en Cataluña

El Ejército del Ebro se benefició de una reorganización militar basada en los nuevos oficiales, formados en escuelas, y en el reclutamiento forzoso de soldados, por el que se incorporaron nuevas quintas al Ejército Popular. La de 1939, una vez instruida, fue integrada en el Ejército del Ebro, mientras otros reclutas pasaban destinados a la 43.º División de Antonio Beltrán, el Esquinazao. Era éste un personaje singular, de familia contrabandista de Jaca, que participó en la revolución mexicana, regresó a Francia como soldado de las tropas norteamericanas enviadas a la Primera Guerra Mundial, desertó, regresó a su pueblo y, en 1930, participó en la sublevación republicana del capitán Fermín Galán. Socialista de la línea de Indalecio prieto, en la República administró un proyecto de viviendas estatales en Canfranc.

Durante la guerra se hizo comunista y, con el grado de mayor de milicias, recibió el mando de la 43.ª División, donde se había integrado el catalán Regimiento Pirenaico y voluntarios del alto Aragón. Desde finales de marzo de 1938, la 43.ª División quedó aislada contra la frontera francesa. Defendió durante mucho tiempo un territorio de una extensión el doble que Ibiza y procuró ayudar a la población civil a cruzar la frontera. Durante el mes de abril, la llamada «bolsa de Bielsa» fue atacada por tierra y por aire. El 15 de marzo la visitaron Negrín y Rojo y, después, la división participó en la fracasada ofensiva de Balaguer. El 21 de abril, Beltrán fue ascendido a teniente coronel, grado que ostentaban muy pocos mandos procedentes de milicias.

Finalmente, la bolsa fue atacada por fuerzas muy superiores, con numerosas tropas y artillería.

Bielsa cayó el 6 de junio de 1938, pero Beltrán dirigió una ordenada retirada de los suyos hacia la frontera. El día 16 los últimos republicanos pasaron a Francia, donde Beltrán entró el último.

En la estación de Arreau, los franceses les ofrecieron elegir entre las dos Españas; 6.899 hombres optaron por volver a Cataluña para proseguir la guerra y 411 prefirieron marchar a la zona franquista. Una vez en Cataluña, la 43.ª división, a la que llamaban La Heroica, fue completada con reclutas catalanes y Beltrán pidió ir a «donde hubiera más tomate». Los llevaron al Ebro, donde la unidad resultaría casi exterminada.