Domingo, 18 de mayo de 2008; 6:00 a. m

No, tampoco lo he leído, Néstor. Le he dicho repetidamente que mi interés en todo esto no es de orden «literario», aunque entiendo que su caso es diferente. Para mí Brooklyn no es una novela. En cuanto al otro tipo de documentos, de ellos prefiero no hablar por ahora. Son los únicos que cuentan, para mí. Mi relativa falta de interés por los textos literarios no debe preocuparle. Lo pienso poner todo en sus manos.

Miércoles, 21 de mayo de 2008; 10:05 a. m

Querido Néstor: ¡Felicíteme! Soy una mujer libre. He entregado todos mis trabajos. Lo voy a celebrar con mis amigas. Me beberé una copa a su salud.

Viernes, 23 de mayo de 2008; 9:56 a. m.

Néstor: Me voy al campo con Samantha, a casa de sus padres. Ahora que tengo la cabeza libre de obligaciones académicas, pensaré con tranquilidad en todo esto. Le alegrará saber que después de los comentarios que me ha enviado usted, me ha entrado curiosidad por leer los textos literarios.

Viernes, 23 de mayo de 2008; 8:30 p. m.

Querido Néstor: Le escribo desde Williamsport, Pensilvania, donde los padres de Samantha tienen una casa a orillas del río Susquehannah. Es un lugar precioso. ¡Qué extraño el poder de la ficción! Y qué distinto del resto del material que he examinado. Había leído algunas cartas, no todas, y ninguno de los cuentos. Lo he hecho hoy, empezando por los dos que le había mandado a usted. En fin, falta muy poco para que nos veamos. Le volveré a escribir desde Nueva York cuando esté a punto de salir. Un abrazo de la mujer sin nombre (¡qué alivio saber que además de paciencia tiene usted sentido del humor!).

Lunes, 26 de mayo de 2008; 6:02 a. m.

Querido Néstor: Sólo confirmarle que salgo mañana en un vuelo de American Airlines. Nos veremos en Cádiz. Le llamaré al teléfono que me indica. Ardo en deseos de verle en persona.