Quiero dar las gracias a mi agente, Marianne Gunn O’Connor, a su asistente, Vicki Satlow, a mis editoras, Rebecca Saunders y Helen Atsma, y a todo el equipo de Little, Brown and Grand Central por la ayuda prestada. Gracias a Cormac Kinsella, que estuvo ahí desde el principio. Agradezco la ayuda de Larry McDonald, antiguo miembro de Lehman Brothers, de Andrew X Kopiak y Margot Collins de la embajada de Estados Unidos en Dublín, de Christine McDonnell de la Biblioteca Nacional de Irlanda. Gracias también a Aoife Kavanagh y Pat Lynch por su asesoramiento en lo que respecta a Bruce Springsteen, a Kimberly Rogers, Valerie Bistany y Mema Byrne por su colaboración con el manuscrito. Gracias a Mary Reynolds por toda su ayuda y especialmente a Margaret Dunne por su contribución. Gracias a Niamh y Gerry Hurley por su apoyo. Y a Sara Burke, Hilary McGouran, Ronan Browne y James Ryan por sus sabios consejos. Y a mi muy querida Caroline Walsh, defensora de tantos, entre otros de mí. Y, finalmente, gracias a Lucy, Clara y Mark. A Meg, Kevin y Des, mi infinito amor y agradecimiento. Y a Valdi, espero que lo sepa.