Para terminar

Dos años después de haber escrito la novela, encontré un apunte de 1953, cuando aún estaba en la universidad:

«Horacio y el amigo llaman al conde de P. para que resuelva el misterio del fantasma. El conde de P., caballero excéntrico y flemático. En cambio, un joven capitán de la guardia danesa que utiliza métodos norteamericanos. Desarrollo normal de la acción según el esquema de la tragedia. En el último acto, el conde de P. reúne a la familia y le explica el misterio: el asesino es Hamlet. Demasiado tarde: Hamlet muere.»

Años más tarde descubrí que en alguna parte Chesterton había expresado una idea similar. Parece que hace poco el grupo del Oulipo construyó una matriz de todas las situaciones policíacas posibles y descubrió que aún no se ha escrito ningún libro donde el asesino sea el lector.

Moraleja: hay ideas obsesivas, pero nunca son personales, los libros se hablan entre sí, y una verdadera pesquisa policíaca debe probar que los culpables somos nosotros.